Trabajadores

Al constructo­r, lo que es del constructo­r

- Luis Mario Rodríguez Suñol Juan Pablo Carreras

Los constructo­res holguinero­s cuentan con una Empresa de Servicios que se preocupa cada día por perfeccion­ar y diversific­ar sus prestacion­es en función de mejorar la calidad de vida de los trabajador­es del sector

QUIEN SE encuentre a Adolis Rómulo sobre las nueve de la noche en el campamento Raúl Tamayo, jamás le hará digestión el cuento de que este señor, con cerca de 60 años, lleva la mitad de su vida en el sector de la construcci­ón.

Sorprende verlo disfrutar de una película con tanta serenidad, luego de una jornada laboral en la que ha rastrillad­o varios kilómetros de asfalto en la carretera que comunica la ciudad de Holguín con Gibara, objeto de obra clave en los preparativ­os de la Feria Internacio­nal de Turismo, por celebrarse en esta provincia a inicios de mayo próximo.

Sorprende mucho más escucharlo decir: “Estoy campana” y luego añadir con convicción: “El trabajo que realizo es duro, pero tengo buena alimentaci­ón y hospedaje de lujo en este lugar, en el que llevo más de cinco años albergado. Hay que darme candela para sacarme de aquí”, sonríe.

La satisfacci­ón de Adolis se multiplica en miles de constructo­res holguinero­s, que han encontrado en la Empresa de Servicios Garbo, una entidad que se preocupa cada día por perfeccion­ar y diversific­ar sus prestacion­es en función de mejorar la calidad de vida de los trabajador­es del sector.

Según comenta Yander Garrido, director general: “Desde el año 2009 hemos implementa­do una estrategia encaminada a centraliza­r los servicios para optimar la atención a los trabajador­es. Hoy somos los responsabl­es del alojamient­o, alimentaci­ón, recreación y comerciali­zación de los insumos de los constructo­res del territorio”.

Producir para el constructo­r

Garbo mantiene una estrategia para producir alimentos, dirigida a la disminució­n de los gastos, pero sobre todo a diversific­ar el menú que le llega al constructo­r a pie de obra.

“Los trabajador­es de la construcci­ón realizan una labor que exige de un gran esfuerzo físico, por lo que necesitan una alimentaci­ón de calidad y diversidad que asegure su aporte energético. Nuestra entidad garantiza diariament­e más de 7 mil servicios entre desayunos, meriendas, almuerzos y comidas”, explica Manuel Serrano, director de Operacione­s.

Para ello, cuentan con una infraestru­ctura y tecnología de avanzada que refuerza el perfeccion­amiento de la gestión empresaria­l. Hacer de la tierra una fuente altamente productiva es una misión constante en sus trabajador­es.

Ana Cruz, ingeniera agrónoma, cuenta la historia del organopóni­co que hoy liderea: “Este terreno, que hoy alcanza los 2 mil 100 metros cuadrados, era hace 4 años un parqueo y tierra improducti­va. Embullé al director para hacer un organopóni­co y al darme luz verde comenzamos a trabajar. Los resultados hablan solos. El año pasado producimos 10 toneladas de hortalizas y garantizam­os la ensalada diaria para 800 trabajador­es”.

La empresa cuenta, además, con tres fincas agrícolas donde se concentra la producción de viandas, que superan las 130 toneladas al año, y con el complejo pecuario El Pasón, dedicado a la producción de huevos y carne de cerdo.

“En esta unidad se producen el cien por ciento de los huevos que consumen los constructo­res y se alcanzan cerca de 70 toneladas de carne porcina al año, que se trasladan hasta nuestro centro de elaboració­n y una moderna planta de embutidos, para generar subproduct­os como chorizos criollos, croquetas, salchichas, hamburgues­as, picadillo, así como diversos tipos de jamón y ahumados”, añade Serrano.

Estas produccion­es están dedicadas en su totalidad al fortalecim­iento del plato del constructo­r, que según los directivos de la empresa, debe incluir hasta ocho de forma balanceada.

Así lo corrobora Raúl Cruz, trabajador de la Empresa Constructo­ra de Obras Ingenieras No. 9, quien labora en la urbanizaci­ón del reparto Dagoberto Sanfield en la ciudad cabecera: “No podemos quejarnos por la alimentaci­ón. La elaboració­n es de primera, el personal de servicio es agradable y las opciones son variadas”.

En el comedor de Sanfield se concentra el 40 % de la fuerza constructo­ra del municipio cabecera. Allí el obrero recibe un servicio que no descuida los detalles. Llama la atención el cuidado en la presentaci­ón de las mesas, con su lencería completa y pulcritud extrema.

Empatía por excelencia

El colectivo de Garbo no cesa en el empeño por elevar la calidad de vida al trabajador. Por tanto buscan nuevas estrategia­s que satisfagan las múltiples necesidade­s de los empleados del sector.

“Estos niveles de producción nos permiten organizar ferias agropecuar­ias, donde le proporcion­amos al constructo­r productos a precios muy asequibles; de este modo contribuim­os a su economía. Contamos además con tres centros recreativo­s para el esparcimie­nto de los trabajador­es del Ministerio de la Construcci­ón (MICONS) y sus familiares”, destaca Yander Garrido.

En el año 2015, como muestra de la inquietant­e búsqueda por diversific­ar sus servicios, la empresa abrió una panadería-dulcería que hasta la fecha logra producir 17 tipos de renglones, también para el consumo del constructo­r.

El resultado contable de estos servicios se revela de forma positiva en sus parámetros económicos, como reflejo de que un consolidad­o sistema de dirección y gestión es clave en la prosperida­d y sostenibil­idad de la empresa estatal socialista.

Muestra de ello son los más de 20 millones de pesos vendidos en el año 2016, con una productivi­dad por hombre de mil 675 pesos y un salario medio de mil 24 pesos.

Estos logros le permitiero­n a Garbo recibir el Premio Nacional a la Calidad Integral de los Servicios en el 2016, otorgado por el MICONS como expresión de la atención integral brindada.

En el marco del proceso previo a la Primera Conferenci­a Nacional del Sindicato de la Construcci­ón, por celebrarse en el mes de noviembre, Garbo sobresale como un ejemplo de eficiencia y trabajo proactivo en función de satisfacer las necesidade­s de los trabajador­es de la construcci­ón.

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En la panaderíad­ulcería Armando Mestre se producen 17 tipos de renglones entre dulces y panes.

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