Lo singular dentro de lo universal
Elevar la maestría deportiva, aprovechar al máximo los beneficios que pudiera ofrecer la confrontación con el deporte profesional, incrementar los resultados de los equipos nacionales, elevar el nivel técnico de entrenadores y jugadores, contrarrestar el robo de talentos y, no por último menos importante, contribuir a mejorar el nivel de vida del contratado, son premisas para evaluar cualquier propuesta que se ponga sobre la mesa.
El propio Ramiro explica que a partir de los estudios constantes que se realizan sobre las disposiciones jurídicas y demás regulaciones del deporte profesional (Derecho de Imagen, Derecho de Formación, Patrocinio y Penalidades), así como de la experiencia adquirida hasta el presente se debe continuar profundizando en las particularidades de la legislación laboral de los países contratantes, así como de aspectos beneficiosos en cuanto a condiciones de vida y garantía de seguridad física del atleta.
Dentro de las cuestiones que terminan en blanco y negro en el contrato por exigencia de Cuba están alimentación, hospedaje confortable, transportación, seguro de vida, la posibilidad de representar a nuestro país en eventos internacionales si se solicita durante el período, el derecho a una segunda opinión médica en caso de lesión y la compensación económica a la federación por Derecho de Formación, así como la posibilidad de reclamar ante terceras personas cualquier incumplimiento del contrato, sin causa justificada, por alguna de las partes.
Asimismo y no menos ilustrativo de nuestra singularidad es la aprobación, solo por excepcionalidad, a atletas menores de 18 años; la firma de todos los contratos en nuestro país y la duración de estos por temporadas, nunca de por vida.
En el caso del monto económico por Derecho de Formación puede ser una cifra fija o hasta un 20 % del valor total del contrato, el cual debe abonar el club directamente a la federación, no al INDER, cuyo encargo social, por la Ley 54 de las Asociaciones, queda solo en velar por el uso correcto de esos recursos de acuerdo con los objetivos y fines sociales de cada federación.
Financiamiento para asistir equipos a certámenes internacionales, compra de balones o implementos, remozamiento de algunos gimnasios son ejemplos del uso del dinero que han reportado las contrataciones, muy inferior todavía hoy al presupuesto que el organismo rector destina para cada una de las disciplinas y cubrir las necesidades de las selecciones nacionales.
¿Color de rosa todo? Claro que no. Aún es posible acortar los tiempos para estudiar las propuestas y dar respuestas, urge ya insertar más deportistas —sobre todo los de más perspectivas— en clubes internacionales de mayor nivel, pues hay quienes tratan de subvalorar la calidad de nuestro talento, en tanto, debemos ser más proactivos en la gestión y no esperar tranquilos, sobre todo en deportes con muchas potencialidades. Todo lo anterior sin perder de vista los objetivos y propósitos de nuestra filosofía deportiva.