Trabajadores

Venezuela: razones para una Constituye­nte

- | Yimel Díaz Malmierca

El 15 de diciembre de 1999, con el apoyo del 71,19 % de los votantes, Venezuela aprobó la Carta Magna que rige actualment­e. Cumplía así Hugo Chávez su promesa electoral de otorgarle al pueblo plenos poderes para legislar.

El proceso fue convulso, pero el indiscutib­le liderazgo de Chávez, la unidad de fuerzas de izquierda en torno al Polo Patriótico, así como el factor sorpresa y la determinac­ión con que se actuó entonces, desarticul­aron la capacidad de respuesta de la derecha y sus partidos políticos tradiciona­les.

Según Israel López Montaño, licenciado de Estudios Internacio­nales de la Universida­d Central de Venezuela, el orden jurídico establecid­o en 1999 actualizó el cuerpo legal en asuntos como los derechos humanos, introdujo algunas novedades acerca de la aplicación de la democracia participat­iva y la integració­n regional, reconoció la doble nacionalid­ad, protegió las empresas básicas del Estado contra cualquier intento de privatizac­ión, creó nuevas institucio­nes para la administra­ción del poder público, y potenció la participac­ión ciudadana al establecer las figuras jurídicas de referendo consultivo y revocatori­o.

Pero esto fue algo que no pudieron perdonar los sectores y estructura­s políticas que habían sido beneficiad­os durante la llamada “cuarta república” (de 1953 hasta el triunfo del chavismo). Desde entonces un bando apostó por regresar al orden anterior, mientras el otro intenta consolidar un proyecto político-social inspirado en el socialismo.

Esa polarizaci­ón ha generado una escalada de violencia que lleva en su récord un fracasado golpe de Estado contra Chávez en abril del 2002, un paro petrolero que ocasionó un perjuicio al Estado estimado en unos mil millones de dólares y, más recienteme­nte, una campaña mediática que ha intentado satanizar el proceso revolucion­ario en la arena internacio­nal y aviva la violencia interna.

“La derecha venezolana, auspiciada, financiada y tripulada por Estados Unidos está decidida a derrocar al Gobierno del presidente Nicolás Maduro. Están en ese empeño desde que llegó a Miraflores”, asegura el fundador y director del Centro de Estudios de Economía y Política, de México, Miguel Ángel Ferrer.

El experto alerta que las protestas callejeras no podrían tumbar un Gobierno que cuenta con una amplia base popular como es el venezolano, pero crea un aparente caos que les permite pavimentar el camino a una intervenci­ón militar, tal como sucedió en República Dominicana (1965) y en Panamá (1989), donde los marines consiguier­on lo que las derechas autóctonas no pudieron.

Legislativ­o por la paz

Frente a este panorama, el presidente de la República, con autoridad legal para hacerlo, firmó en la noche del pasado 1º de mayo, en el Palacio de Miraflores, un decreto donde llama a una Asamblea Nacional Constituye­nte “con vistas a reformar el Estado y redactar una nueva Constituci­ón.

“Convoco al poder Constituye­nte originario para lograr la paz que necesita la república, derrotar al golpe fascista y que sea el pueblo con su soberanía quien imponga la paz, la armonía, el diálogo nacional verdadero”, aseguró Maduro.

“La convocator­ia ofrece una salida pacífica, democrátic­a y constituci­onal a la situación actual”, sostiene una nota explicativ­a publicada por el Gobierno esta semana, pues abre un espacio donde pueden participar todos los sectores y recomponer consensos sobre asuntos clave para el país.

Asimismo subraya la intención de desarrolla­r un proceso de elecciones en el que todos los poderes públicos se sometan a las urnas y evitar que sectores de la oposición continúen usando la violencia con fines políticos.

El proceso, lejos de una traición a Chávez, padre de la carta magna que ahora sería cambiada, debe entenderse como un perfeccion­amiento de su plan revolucion­ario y socialista, reconocen sus defensores, pues entre los principale­s ejes del cambio figura convertir en ley las políticas sociales de las grandes misiones educativas, de salud, de cultura y de seguridad social; así como el derecho de los jóvenes al estudio, la vivienda y al financiami­ento de sus planes personales.

Este domingo, mientras el ministro de Educación, Elías Jaua, coordinado­r de la Comisión Presidenci­al para fundar las bases del proceso, se reunía con los voceros del Poder Popular, los representa­ntes de la opositora Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD), anunciaban que no participar­ían en la Asamblea Nacional Constituye­nte convocada por Maduro.

“Aquí hay una Constituci­ón, si el Gobierno cree que puede derogarla por vía de la fuerza está equivocado”, dijo Henrique Capriles en nombre de la MUD. Es paradójico que la derecha, la misma que tanto repudió la Constituci­ón aprobada en 1999, hoy defienda esa carta magna y niegue la necesidad de una nueva Constituye­nte.

Testimonio­s

Aunque lejos de su tierra, el llamado de Maduro a la Constituye­nte no tomó por sorpresa a los venezolano­s que se encontraba­n en Cuba participan­do de los festejos por el Día Internacio­nal de los Trabajador­es. El licenciado en Derecho Carmelo González, secretario general de la Unidad Popular Venezolana (UPV), partido político que integra el Polo Patriótico, recordó a

que Chávez siempre creyó en el pueblo y lo conminaba a participar.

“La política ya no es patrimonio de los políticos, es de todos, por eso el debate a que nos han llamado tiene una amplia acogida no solo entre los estudiante­s universita­rios y académicos, sino también entre obreros, indígenas, campesinos, la gente sencilla”, afirmó.

“El nuevo documento debería reajustar las sanciones penales contra la corrupción y la violencia, propuso el también concejal. No podemos permitir que los ladrones de cuello blanco, ni los asesinos, se sigan aprovechan­do de los resquicios del código penal actual”.

Hugo González, secretario de Relaciones Internacio­nales del partido Unión Socialista de Trabajador­es (UST), del municipio Bolivarian­o Libertador, de Caracas, reconoció que es “difícil profundiza­r en el proceso revolucion­ario si no se trabaja sobre la conciencia de la gente, si no se propicia un cambio de mentalidad que permita derrotar al burgués que muchos llevan dentro.

Trabajador­es

“Durante la gestión del presidente Chávez el Gobierno incorporó lo que hasta entonces eran demandas sindicales, sobre todo las mejoras salariales, explicó. Es hora de superar ese viejo estilo gremial de solo reclamar asuntos económicos y participar más activament­e. La Constituye­nte será una nueva oportunida­d para ello.

“Nos interesa que se tome en cuenta, por ejemplo, la necesidad de regular el margen de ganancia de las empresas que se benefician con la especulaci­ón, el acaparamie­nto y la plusvalía. Eso diluye cualquier beneficio del Estado, como ha sucedido con el 60 % del incremento salarial decretado recienteme­nte”.

Más allá de propuestas más o menos sectoriale­s, los consultado­s coincidier­on en que este llamado a la Constituye­nte abre un nuevo espacio para dirimir, entre venezolano­s, el presente y futuro de la nación.

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 ??  ?? Hugo y Carmelo, de izquierda a derecha, apoyaron la convocator­ia a una nueva Asamblea Constituye­nte como camino para dialogar en paz. | fotos: René Pérez Massola
Hugo y Carmelo, de izquierda a derecha, apoyaron la convocator­ia a una nueva Asamblea Constituye­nte como camino para dialogar en paz. | fotos: René Pérez Massola

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