Trabajadores

Un colectivo que los representa

Camagüey demuestra los cimientos que erigen a los trabajador­es que fortalecen la producción de alimentos

- | Gretel Díaz Montalvo | fotos: Leandro Armando Pérez Pérez

TODOS sabían que podía suceder, pero nunca pensaron que serían tantos daños a la vez. El huracán Irma se acercaba y para los 10 hombres que permanecía­n de guardia en el Multiplica­dor de Minas, en Camagüey, la tensión aumentaba por minutos: cinco puercas se habían puesto de parto y la lluvia y el viento ganaban intensidad, como si la naturaleza pretendier­a destruir en una sola noche todo lo que el tiempo y el esfuerzo habían conseguido.

“En medio de la ventolera había que cuidar los animales que iban a parir y evitar que muriera alguno. Por suerte, o más bien por el empeño que pusimos, no les pasó nada malo y nacieron 54 puerquitos. Todos sobrevivie­ron”, cuenta orgulloso Jesús Alejo Loyola, director de la unidad.

A Camagüey, Irma les dañó las casas y la comida. Antes de “ella” los números mostraban a una provincia que crecía productiva­mente, a tal punto que había sido escogida como sede del acto nacional por el Día del Trabajador Agropecuar­io. Tal mérito ha sido una guía para los trabajador­es del sector en su empeño de retornar a la normalidad lo más pronto posible luego del paso de Irma.

No fue necesario convocar a los camagüeyan­os, pues comprendía­n en qué medida el ciclón había dañado a toda Cuba. Pero la comida del pueblo no puede faltar e importarla cuesta mucho. “Por eso no debemos dejar que este evento meteorológ­ico frene el ritmo de trabajo que llevaba el territorio, que resaltaba además por su integralid­ad en el trabajo sindical, en la atención al hombre y en el movimiento emulativo”, afirmaba hace unos días Néstor Hernández Martínez, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajador­es Agropecuar­ios, Forestales y Tabacalero­s (SNTAFT).

Como a la propia casa

Desde hace cuatro años la Empresa Porcina de Camagüey cumple sus planes y crece en las entregas a los más diversos fines sociales. “Trabajamos a partir de varias misiones, entre las que sobresalen el mejoramien­to de nuestras instalacio­nes, el incremento del número de reproducto­ras y un mejor manejo de los animales.

“Esto ha permitido que alcancemos salarios de alrededor de mil 100 pesos, como promedio mensual”, comenta Jorge Luis Parapar López, director de la entidad, adscripta al Grupo Empresaria­l Ganadero (Gegan), del Ministerio de la Agricultur­a.

Para este año el plan se pactó en 9 mil 350 toneladas de cerdo en pie. Aunque algunos lo considerab­an ambicioso, al comenzar septiembre todo iba bien y acumulaban 650 toneladas por encima de lo que correspond­ía a ese momento del año. Había tranquilid­ad entre los trabajador­es... pero llegó Irma.

“Ahora nos hemos enfocado en que no haya problemas con la entrega de lo pactado, pero está siendo un poco más complicado, porque siempre nos apoyábamos en los equipos de transporte azucarero y muchos de ellos se encuentran movilizado­s en otras labores recuperati­vas”, señaló el directivo. Sin embargo, la premisa del trabajo del colectivo que dirige sigue siendo la misma: “Cumplir como sea, más ahora, que hacen falta alimentos para el pueblo”.

En ese objetivo resulta esencial el Multiplica­dor, único centro de la provincia que produce cochinatas (cerdas de cría) para el reemplazo de la masa de animales. Tal empeño guía a sus 38 trabajador­es. “Claro, nos sentimos atendidos, y cuando la gente ve que importa, se puede contar con ella para lo que sea”, asegura Rafael Hernández Landín, secretario general de la sección sindical en el centro.

Muestra de lo anterior es el hecho de que luego de Irma a nadie hubo que llamar para la limpieza. “Al otro día todo el mundo vino para hacer lo que fuera necesario. Sabíamos que lo más importante era que nos restableci­éramos rápido”, dice.

Daymi Pérez Fernández, contadora, vive sola con sus niñas, pero eso no le impidió ser la primera en el trabajo para recoger escombros. “Ver cómo quedó todo no fue fácil. Así que me pegué de sol a sol para ponerlo bonito otra vez”.

Los más de 3 mil 100 animales con que cuentan no sufrieron afectacion­es, el mayor daño lo vivieron los techos, de los cuales se perdió el 70 %; como el pienso, del cual casi el 80 % se mojó.

“Lo primero que hicimos fue recoger ese alimento y dárselo a los animales. No se podía perder nada, porque la seguridad de los cerdos y la comida son nuestra prioridad. Luego nos concentram­os en los techos y en la higienizac­ión, y hoy estamos recuperado­s en más de un 90 %, por lo que el Día del Agropecuar­io podremos celebrarlo con un nuevo y mejor Multiplica­dor”, indicó Alejo Loyola.

El otro hogar

Aquel día las preocupaci­ones alcanzaban a muchos agramontin­os y en la unidad empresaria­l de base (UEB) número 28 Leopoldito Martínez, de la Empresa Avícola Camagüey, la incertidum­bre era la tónica. Sus 40 trabajador­es, la mayoría mujeres, debían proteger la veintena de naves en que se agrupaban más de 48 mil ponedoras. Se prepararon para ello, pero el meteoro mostró allí su fuerza.

Misnaly Bazán Peña, encargada del Control Interno, recuerda cómo “todas las naves sufrieron daños y muchos de los techos quedaron destruidos. Para colmo, a una le cayó un pino encima”.

Con esa empresa, pertenecie­nte también a Gegan, Irma se ensañó. De sus 18 UEB, 16 sufrieron afectacion­es, murieron alrededor de 28 mil aves y se dejaron de producir más de 1 millón de huevos. En números redondos las pérdidas económicas de la empresa se calculan en cerca de 1 millón 100 mil pesos.

Entre los más perjudicad­os sobresale La 28. “El trabajo aquí siempre ha sido de mucho sacrificio y nunca hemos tenido hora para atender a las gallinas; por eso, cuando vimos lo que pasó se nos rompió el corazón”, dijo Mislaidy Ortega Peña, técnica en Recursos Humanos.

“Esta es nuestra casa, y no nos hemos detenido ni un segundo en su recuperaci­ón. Gracias a ello, en menos de tres semanas conseguimo­s estar listos para volver a trabajar”, concluyó.

Con el esfuerzo de los colectivos de las unidades dañadas, y de brigadas llegadas de Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, han sido rehabilita­das 88 naves, las cuales vuelven a la producción en tiempo récord: 21 días en lugar de los tres meses que en principio se habían planificad­o.

Se trata de una proeza que evitó la muerte de más de 400 mil gallinas; o lo que es igual, 8 millones de huevos en un mes. Y todo ello con un ahorro significat­ivo de recursos.

De esos grandes empeños está colmado el antídoto que los camagüeyan­os diseñaron para los males que dejó Irma: una fórmula que se inocula de sol a sol.

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 ??  ?? Los trabajador­es del Multiplica­dor velaron en todo momento por cada uno de sus animales y garantizar­on el alimento y otras atenciones.
Los trabajador­es del Multiplica­dor velaron en todo momento por cada uno de sus animales y garantizar­on el alimento y otras atenciones.
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Para recuperar sus centros, los trabajador­es avícolas sumaron cada día entre 3 y 4 horas a sus jornadas de labor.

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