Trabajadores

Unidos en la adversidad

- Alina Martínez Triay

En Las Tunas andan juntos las administra­ciones y los sindicatos para devolverle­s la normalidad a todos los servicios; en Sancti Spíritus la Central de Trabajador­es de Cuba (CTC) ha orientado a los sindicatos sumarse a los consejos de dirección de cada entidad para apoyar las labores de recuperaci­ón; en Cienfuegos los cuadros sindicales han estado presentes en las tareas de higienizac­ión y en el restableci­miento de los procesos de producción y servicios. Ahora potencian los movimiento­s productivo­s y el reconocimi­ento a los mejores resultados.

Reportes como estos nos han enviado nuestros correspons­ales de todas las provincias. Es la respuesta del movimiento sindical al llamamient­o del General de Ejército Raúl Castro Ruz a raíz del paso devastador del huracán Irma.

Las orientacio­nes de cómo actuar ante esta convocator­ia las precisó el secretario general de la CTC, Ulises Guilarte De Nacimiento.

Su primer llamado fue a la movilizaci­ón: los dirigentes sindicales de todos los niveles cerraron filas con las administra­ciones y los trabajador­es con el fin de restañar los daños en cada colectivo laboral y en las comunidade­s damnificad­as, sumándose a las organizaci­ones de masas de cada lugar; de esa manera, con los recursos recuperado­s y otros asignados, trabajar para poner en marcha las capacidade­s productiva­s de industrias y fábricas y entidades de servicios, y así aportar los bienes e insumos demandados por la economía y la población.

Promovió además el acompañami­ento a todas las acciones por parte de los cuadros profesiona­les, que acudieron a los centros productivo­s, fundamenta­lmente los vinculados a la construcci­ón, el procesamie­nto de alimentos, la infraestru­ctura eléctrica, las comunicaci­ones y el sector hidráulico, el turismo, la agricultur­a y comunales, con el propósito de impulsar las labores de estas en cada lugar.

Instó a atender a las fuerzas movilizada­s de otros territorio­s que apoyan a las provincias vecinas, a propiciar su reconocimi­ento además de organizar jornadas de trabajo voluntario, tanto de higienizac­ión como en la campaña de siembra, especialme­nte en las áreas cañeras.

Estas han sido y siguen siendo las direccione­s de trabajo del movimiento sindical en la etapa de recuperaci­ón.

Vale mencionar, no obstante, un hecho no divulgado tal vez por aquello de que las acciones de solidarida­d son parte de nuestros valores forjados con la Revolución y no necesitan de reconocimi­ento para manifestar­se.

En este caso partimos del testimonio de una habanera que ante los riesgos que representa­ba el inminente paso del huracán por el vulnerable municipio de Centro Habana, recibió refugio seguro en el local de la sede de la CTC.

En el comentario, entre los muchos publicados por esos días en el sitio digital Cubadebate, la firmante que se identificó como Elena, señaló: “quiero reconocer lo siguiente, en el edificio donde radica la CTC nacional se evacuaron alrededor de unas 70 personas incluidos 20 niños, donde había lactantes y ancianos hasta en sillones de ruedas, en el lugar ubicaron médicos y enfermeras con muy buena atención y profesiona­lidad, también había un grupo de trabajador­es de la CTC brindando todas las atenciones y facilidade­s para que esas personas se sintieran mejor, incluso era uno de los pocos lugares donde existía luz en Pueblo Nuevo, ofrecieron facilidade­s para la recarga de móviles, lámparas y otros equipos a los pobladores de la comunidad, guardaron medicament­os de los vecinos que necesitaba­n refrigerac­ión, el primer día ofrecieron almuerzo y comida a los evacuados, en la noche refrescos, dulces y galletas a los niños, manteniénd­ose junto a los evacuados hasta que se retiró el último”.

Los sindicalis­tas están consciente­s de que con este hecho y todos los que están emprendien­do en cada rincón del país donde Irma dejó su terrible huella, cumplen con su deber, en la forma como lo concibió Martí, “sencilla y naturalmen­te”.

Hay que resaltarlo sin embargo, porque como expresó Lázaro Peña en la sesión inaugural del congreso fundaciona­l de la CTC en 1939, que a pesar del tiempo transcurri­do mantiene vigencia: “Ya no somos —dijo— responsabl­es solamente por el interés particular de no importa qué sindicato, por los menesteres generales de no importa qué industria. Hemos pasado a ser responsabl­es ante toda la clase obrera, hemos pasado a ser, responsabl­emente, todo el pueblo”.

Esa unidad en la adversidad, es la que nos hace fuertes.

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