Mejor teatro
Como toda cita de esta magnitud, el Festival de Teatro de La Habana no escapa de la polémica. Si bien la muestra de esta XVII edición honró un planteamiento definido (el teatro como ente de resistencia), con más de cuarenta propuestas es complicado establecer raseros de calidad.
Aquí confluyeron espectáculos de primerísimo nivel y otros de menos estatura. Y no hablamos precisamente del apartado internacional, mucho más concentrado esta vez.
Cuando se depende de la buena voluntad de los grupos extranjeros, cuando no se cuenta con los recursos para invitar a los que queremos, vienen los que pueden y quieren. Suerte que, entre los que pudieron y quisieron, acudieron colectivos con excelentes credenciales.
El debate está más bien en el ámbito nacional: ¿necesitamos un festival de la vanguardia o uno mucho más “democrático” y, por lo tanto, abarcador?
Hay poco más de una decena de compañías que están en la primera línea del teatro cubano. Son las que cada año suelen obtener los Premios de la Crítica (aunque últimamente se otorgan demasiados Premios de la Crítica), las que mantienen temporadas y programan estrenos. Como todo movimiento artístico, el teatro cubano cuenta con una vanguardia, pero no basta esa vanguardia para garantizar la vitalidad de ese arte entre nosotros.
Hay potencial y concreciones en casi todo el país, gracias al acompañamiento institucional y el sistema de la enseñanza artística. Este festival quiso ofrecer un panorama de los caminos de las artes escénicas nacionales ahora mismo: de ahí la variedad formal, estilística y conceptual de la muestra. Y también las disímiles calidades. Es una opción respetable.
Pero no hubiera estado de más insistir en una jerarquización, en una “guía”. Quizás para próximas ediciones se pudiera pensar en una selección principal —donde estén los mejores entre los mejores—, y una muestra colateral. El público menos enterado lo agradecería: ante el cúmulo actual de ofertas a veces es difícil orientarse.
Esa vocación integradora de la cita es uno de sus mayores aciertos: abrirse a todas las expresiones (teatro, danza, espectáculos para la calle, performances…) va con los tiempos que corren. Pero la calidad tiene que seguir siendo el principal patrón. Espacios para todos los teatros. Pero el espacio privilegiado, para el mejor de los teatros.