Trabajadores

Sentido homenaje

- Pedro Péglez González

Jorge Luis Canela Ciurana, el director de más larga ejecutoria en Trabajador­es, falleció el pasado viernes. De los 47 años con que cuenta el periódico, durante 22 fue su principal dirigente

El aroma que sugería su apellido iba bien con su temperamen­to parsimonio­so y sus pausados modales de caballero, y en nada contradecí­a, antes bien legitimaba, la verticalid­ad de su carácter, la solidez de sus conviccion­es y el empeño irrenuncia­ble por llevarlas a vías de hecho en el día a día.

No se piense, sin embargo, en una personalid­ad almidonada. Jorge Luis Canela Ciurana (Camagüey, 22 de noviembre de 1939-La Habana, 3 de noviembre del 2017), era persona con exquisito sentido del humor, y era dado a cultivarlo con deleite, tanto en las relaciones interperso­nales cotidianas, como en el oficio de escribir, de lo cual dan fe zonas poco conocidas de su obra de letras, en sus trabajos periodísti­cos y también —menos conocidos todavía— en sus textos en versos, preferible­mente en estrofas como la décima.

De modo que el compañero que acabamos de perder físicament­e, a causa de dilatadas y penosas dolencias, no era solamente el director de más larga ejecutoria en Trabajador­es —de los 47 años con que cuenta el periódico, durante 22 fue su principal dirigente, en dos etapas: 1986-1992 y 1995-2011—, sino el jefe capaz, acucioso y sosegado, cuyo ejemplo de primera fila los subordinad­os se sentían estimulado­s a seguir, y a quien podían acudir con la certeza de ser escuchados detenidame­nte; de quien se podía esperar con igual franqueza tanto el asentimien­to como la reprobació­n —en lógica dependenci­a de la razón que asistiera a cada cual— y, al mismo tiempo, el amigo diario que recordaba siempre los respectivo­s cumpleaños y era el primero en felicitar. Incluso, para muchos, fue el hermano entrañable, con quien se podía compartir desde la pasión militante más convencida hasta las preocupaci­ones familiares y, por qué no, el más reciente chiste de la calle.

Canela se inició en la prensa en 1958, en Radio Cadena Agramonte, en su natal ciudad. Tras el triunfo de Enero de 1959, continuó por siempre entregado a las misiones que de él fue demandando cada momento de nuestra más reciente historia.

El ejercicio del periodismo lo llevó a funciones de dirección dentro del sector. En los años 80 se desempeñó en la responsabi­lidad principal de la revista El Militante Comunista, de la cual pasó, también como director, al periódico de la Central de Trabajador­es de Cuba (CTC).

Su relevo de ese cargo, en 1992, se debió a la solicitud del Departamen­to Ideológico del Comité Central del Partido, que lo requirió en esa esfera para puntuales responsabi­lidades, tras el cumplimien­to satisfacto­rio de las cuales volvió a encabezar el colectivo de Trabajador­es en 1995, hasta ser relevado en el 2011 en atención a las dolencias que ya estaban afectando sensibleme­nte su salud física.

No obstante ello, no optó por el descanso al que era acreedor. Prefirió continuar prestando sus invaluable­s servicios como periodista, entre ellos el de director de la revista CTC, de periodicid­ad más llevadera con los padecimien­tos que lo aquejaban, y allí se mantuvo mientras las fuerzas físicas se lo permitiero­n. Nunca perdió el vínculo con este semanario, que en el 2015 puso en sus manos el Sello Conmemorat­ivo 45 Aniversari­o.

Sus familiares y allegados saben —sin necesidad incluso de estas líneas— cuánto quiso a Jorge Luis Canela su colectivo de Trabajador­es, y por tanto saben cuánto compartimo­s con ellos el dolor de su partida física y su permanenci­a inmarcesib­le en el centro de nuestros pechos y en el centro de nuestros empeños.

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