Pasaportes vs. jeringas
El Laboratorio Antidoping de La Habana cumple este 13 de febrero 17 años. conversó con una de sus fundadoras, quien también se refirió al doping genético y al pasaporte biológico
El Laboratorio Antidoping de La Habana celebrará mañana su decimoséptimo cumpleaños. La Unidad Científico-Técnica y Educativa nunca ha perdido su acreditación y es hoy uno de los seis centros que lucha en el continente contra el dopaje.
La licenciada en Química, asesora científica y profesora, Teresa Correa, ya estaba en el recinto de calle 100 y Aldabó cuando se inauguró en el 2001. También en el 2003, año en que el francés Patrick Schamasch, director del Comité Olímpico Internacional en aquel momento, reconoció internacionalmente al laboratorio.
“Nuestro objetivo es realizar análisis fidedignos y seguros para los atletas cubanos e internacionales, trabajando siempre en la veracidad de los resultados. Hemos madurado mucho. Ejemplo de ello son la gran cantidad de muestras que tenemos en la actualidad. Empezamos con mil 500 y era difícil llegar a esa cifra, luego subimos al doble y en el 2017 alcanzamos casi las 5 mil”.
Sus servicios se extienden a naciones de América Latina y el Caribe, y al Laboratorio Central de Criminalística, el Centro Nacional de Toxicología y el Instituto de Medicina Legal de La Habana.
“Dadas las condiciones y excelente preparación de nuestros especialistas, tenemos contratos vinculados al doping con Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Venezuela, México, Panamá y Costa Rica. En el caso de Cuba, hemos colaborado con medicina legal, toxicología y criminalística. Sobre todo para detectar drogas o alguna muerte que se sospeche sea por intoxicación”.
Entre los más de 30 laboratorios del orbe y cuando varios han perdido su acreditación en cierto período, el de La Habana siempre ha estado activo, incluso con tecnología inferior en gran medida por el bloqueo estadounidense.
“En América han perdido su licencia centros de Brasil, Colombia y México. Eso puede ocurrir si se falla en una sustancia o concentración, o se da un falso positivo. Si bien somos de los laboratorios más modestos, ahora poseemos tres equipos de última generación, pues las autoridades se han interesado en proveernos a pesar de las dificultades económicas que tiene el país. Todo ello nos permite analizar muestras con gran especificidad. A corto plazo se comprarán dos dispositivos ultramodernos”.
En comparación con otras naciones de la región, los casos positivos de dopaje de atletas cubanos son menores.
“No hubo muchos en el 2017. Hemos detectado positivos, por ejemplo con diuréticos, y siempre han sido de deportistas no élites, aunque pueden estar en el equipo nacional”. Las intervenciones genéticas pueden ser en las células para modificar la estructura genética de seres ya existentes, y antes de que los individuos hayan nacido. Hay defensores y detractores de estas prácticas. Los defensores aseveran que podría servir para superar la natural desventaja de ciertos deportistas, en especial, de las mujeres respecto de los hombres, por ejemplo.
“Es un fenómeno futurista. Todavía no existe. No nos preocupa a nosotros como laboratorio. Hay mucha controversia en el mundo científico, una especulación mayor de lo que realmente se hace hoy.
“Se producen sustancias específicamente para dopar. La hormona de crecimiento y la insulina se consideran como dopaje, sin embargo, el individuo tiene ambas de forma natural. Es muy difícil diferenciar entre la natural y la sintética”.
El director del Laboratorio de Biofísica y Bioquímica de la Universidad de Montpellier, Michel Audran, dijo que el dopaje es un negocio tan bueno como la droga.
“La gente se arriesga por obtener millones. El deporte en el mundo capitalista es un terreno propicio para acumular ganancias, tanto en los propios resultados como en la publicidad. El dinero en juego ha influido en que se incrementen las sustancias dopantes y a la vez es más complicada la detección desde el punto de vista económico, se necesita formar especialistas en cada campo”.