Trabajadores

¿Qué ocurre con sus talleres?

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Sin llegar a los problemas denunciado­s en esta página en diciembre último respecto al funcionami­ento de los talleres para personas con discapacid­ad en Baracoa, todo parece indicar que los de Matanzas atraviesan por situacione­s nada agradables, según escribe Ramón A. Tiherss Pérez, presidente de la filial de la Asociación Nacional del Ciego (Anci) en esa provincia.

Pero su texto traspasa las fronteras de la organizaci­ón y se expresa en nombre de las personas con discapacid­ad del territorio, a quienes tal parece se les han ido cerrando las puertas, no obstante “la necesidad de empleo para esas personas es creciente y resulta planteamie­nto permanente de los afiliados a la Anci y las Asociacion­es Nacionales de Sordos e Hipoacúsic­os y de Limitados Físico-Motores”.

Considera que se viola la Resolución no. 4/1996 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que aprobó la creación del Consejo Nacional para la Atención a las Personas con Discapacid­ad (Conaped), y no son tenidos en cuenta para participar en los logros productivo­s del Grupo Empresaria­l Gardis, al cual pertenecen los citados centros fabriles, que suman 15 en la provincia.

Recuerda que se crearon por la entonces Empresa de Industrias Locales, a fin de preparar y adiestrar a dichas personas con vistas a su inserción al empleo ordinario. Pero su carácter transitori­o dejó de serlo y cuentan con 137 trabajador­es fijos con alguna discapacid­ad.

El reclamo radica en que en la medida en que se han ido retirando, no se permite la entrada de otros afiliados de las mencionada­s asociacion­es, y “en más de un municipio se habla de plazas congeladas, argumentán­dose la inexistenc­ia de materias primas”, aunque esto pudiera atribuirse en algunos casos a la falta de gestión administra­tiva, precisa Tiherss Pérez.

Ejemplific­a que en Jovellanos, municipio donde vive, el taller es de confeccion­es textiles, lo cual da muy pocas posibilida­des a quienes presentan discapacid­ad severa, motivo este de reiteradas quejas y peticiones de encuentros con las instancias decisoras, sin respuesta hasta el momento.

Allí hemos constatado —plantea— que producen hojas de papel blanco, que el mercado industrial no compra, pero tampoco las tiene a la venta, y los vasos cónicos de papel la Empresa de Comercio los adquiere en otra provincia con igual o peor calidad.

Es evidente que hacen falta el diálogo y la informació­n, porque la necesidad de la eficiencia económica no puede estar reñida con el precepto de nuestra Revolución de no dejar a nadie desamparad­o. | Vivian Bustamante Molina

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