Cuba, feliz entre reyes
La actuación cubana en el XVII Campeonato Mundial Bajo Techo concluyó este domingo con un séptimo lugar por medallas (1-0-1) y el duodécimo escaño por puntos (20), en tanto sobre la Arena Birmingham, de Gran Bretaña, dejaron sueños esperanzadores casi todos nuestros representantes, lidereados por Juan Miguel Echevarría (oro en salto largo) y Yorgelis Rodríguez (bronce en heptatlón), medallistas en la segunda fecha.
En la jornada del adiós, el vallista Roger Iribarne superó con su séptimo puesto el pronóstico que llevaba, al tiempo que rebajó en la semifinal su marca para los 60 metros con vallas hasta dejarla en 7.58 segundos. El dorado en esta prueba, el británico Andrew Pozzi (7.46), dio a los anfitriones uno de sus dos títulos en la lid, mientras el conocido Aries Merrit, titular olímpico y en pista cubierta del 2012, además de recordista universal en 110 con obstáculos, se tuvo que conformar con el cuarto puesto.
El único récord mundial impuesto para citas techadas llegó también este domingo con los 3:01.77 minutos del relevo 4x400 de Polonia, que destronó a la favorita estafeta de Estados Unidos en el último cambio. Asimismo, los 6,96 metros de la serbia Ivana Spanovic en salto largo fue una de las 10 cotas mejores del 2018 que se implantaron en esta justa universal del campo y pista sin sol.
Sobre el desempeño cubano, hay que resaltar lo agradable del éxito de Echevarría —hizo recordar a muchos a Iván Pedroso—, quien no estaba en cálculos de nadie para un cetro, pero su estabilidad y progreso esta temporada por encima de ocho metros lo llevaron a un primer lugar que devuelve optimismo en una especialidad en la cual no se ganaba presea en este tipo de certámenes desde el 2001.
Las palmas igualmente para Yorgelis, pues no solo es la tercera del planeta en el heptatlón con récord nacional (4 637), sino que apunta con claridad a más resultados de nivel universal hasta Tokío 2020.
Sobre los séptimos lugares de la pertiguista Yarisley Silva (4,60) y la balista Yaniuvis López (18,19), dos análisis diferentes. Era esperado para la primera a partir de su estreno en la temporada, mientras la segunda demostró estabilidad y se superó a sí misma.
La única carta de insatisfacción nos quedó con los triplistas Cristian Nápoles (9.o-16,70) y Andy Díaz (15.o15,37), quienes sí tenían posibilidades de al menos rozar el podio en la prueba que más preseas ha dado Cuba en lides bajo techo (18).
Por medallas dominaron Estados Unidos (6-10-2), Etiopía (4-1-0) y Polonia (2-2-1); y en la clasificación por puntos los norteños (208) fueron escoltados por británicos (67) y los etíopes (57). Esta semana en el estadio Latinoamericano muchos recordaban topes beisboleros que vivimos con gradas llenas en la década de los 80 del siglo pasado. Y salieron a relucir los enfrentamientos contra Estados Unidos (iniciados en 1987), frente al Hiroschima Toyo Carp de Japón, y hasta no faltó el recuerdo por el juego contra Orioles de Baltimore.
Por supuesto, el que sostienen ahora los conjuntos Occidentales y Orientales ante los Diablos Rojos y los Guerreros de Oaxaca no tienen los mismos niveles de público y expectación que los mencionados, pero cumplen la misma función: aprender, probar jugadores y buscar el triunfo, aunque en esta ocasión se aceptaron los empates en el noveno inning, algo que todavía nos choca, pues en Cuba no concebimos la pelota sin un ganador.
Hasta el cierre de estas líneas (sin decisión aún del sexto desafío entre los dirigidos por Pablo Civil y Guerreros), lo más llamativo no recaía precisamente en los dos