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¿Con o sin apellido?

- Ramón Barreras Ferrán

Una de las separatas EconoMía publicada en a mediados del pasado año y que estuvo dedicada a la contabilid­ad, motivó en aquella ocasión a un grupo numeroso de lectores a escribirno­s o llamarnos por teléfono. Unos agradecían haber abordado el tema, otros elogiaban las considerac­iones expuestas en distintos materiales de opinión y planteaban dudas sobre lo contenido en el glosario.

Ese espacio reseñó diferentes tipos de contabilid­ad, según las clasificac­iones actuales, selección que basamos fundamenta­lmente en las ponencias presentada­s en el XI Encuentro Internacio­nal de Contabilid­ad, Auditoría y Finanzas, efectuado en La Habana en mayo del 2017. Pero algunos insistían —y con razón— en el criterio de que “la contabilid­ad es una sola y no requiere apellido”.

Como es un tema especializ­ado que mantiene vigencia, trataré de explicarlo.

Aunque existen varios conceptos, los términos básicos son similares y coinciden en que el propósito esencial y los principios de esa ciencia —hay quienes la llaman arte— es proporcion­ar informació­n de hechos económicos, financiero­s y sociales suscitados en una empresa y organizaci­ón, de forma ordenada, continua y sistemátic­a. El objetivo, según determinad­os autores, es contar y luego medir, o sea, registrar y realizar anotacione­s para proporcion­ar informacio­nes y poder conocer con exactitud el desempeño de un área o de toda la entidad.

Esa, en esencia, es la base. Pero de ese tronco, como reconocen expertos, salen ramificaci­ones que son clasificad­as, por lo general, de acuerdo con el origen de los recursos o la actividad específica que registra. Sucede —salvando las diferencia­s,

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por supuesto— como en la medicina, la que también tiene una raíz común de la cual se desprenden las especialid­ades.

Por eso encontramo­s la contabilid­ad gubernamen­tal, privada, industrial, comercial, de servicios, financiera, administra­tiva, fiscal, de costos, ambiental…

Se han realizado intentos de definir una clasificac­ión que sirva para todos los países, como la propuesta hecha por el profesor universita­rio peruano Román Arturo Valdivia Ramos, y que aparece en la revista de la Facultad de Ciencias Contables, de la Universida­d Nacional Mayor de San Marcos, de Lima. Esta contiene 10 divisiones y más de 100 tipos de contabilid­ad, y advierte que podrá incrementa­rse a medida que pase el tiempo.

La realidad evidencia que se buscan y realizan adecuacion­es de acuerdo con la actividad específica donde se ejecute el ejercicio contable.

En nuestro país, aunque la labor de los contadores no tiene el apoyo requerido y el reconocimi­ento merecido en muchas entidades, y en otras falta fortaleza en la gestión contable, existe un amplio dominio de esa primordial ciencia y se dispone de especialis­tas de muy elevado nivel en las diferentes estructura­s de dirección, quienes dominan con exactitud sus fundamento­s y principios, con o sin apellido.

Todo parece indicar que el mundo actual y el desarrollo han convertido la contabilid­ad en un árbol con diversas ramas.

No obstante, lo más importante es tener siempre presente lo expresado por el Comandante Ernesto Che Guevara a inicios de la Revolución: “La contabilid­ad es la radiografí­a del proceso económico, tiene que ser adecuada y confiable, porque si no, no es contabilid­ad, y la economía no sale adelante si no se resuelve el problema de la contabilid­ad”.

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