Trabajadores

Punto de encuentro

- Yimel Díaz Malmierca

La historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de las luchas de clases. Tal saber de absoluta vigencia es una de las irrefutabl­es frases de El manifiesto comunista, texto de Karl Marx y Federico Engels, que este año cumple 170 años de haber sido publicado por primera vez.

De lucha de clases mucho hemos visto en estos días de Cumbres, la de las Américas y su contrapart­e, la de los Pueblos, que recién han concluido en Lima, Perú.

“El frente único no anula la personalid­ad, no anula la filiación de ninguno de los que lo componen. No significa la confusión ni la amalgama de todas las doctrinas en una doctrina única. Es una acción contingent­e, concreta, práctica”, dijo el amauta* José Carlos Mariátegui, otro gran comunista, peruano por demás, que este año también está de aniversari­o: 90 años de su célebre Siete ensayos de interpreta­ción de la realidad peruana, libro de referencia para la intelectua­lidad del continente.

Mariátegui fundó, en 1928, el Partido Socialista Peruano, que tras la muerte del luchador se nombró Partido Comunista Peruano. Un año después creó la Confederac­ión General de Trabajador­es del Perú (CGTP), la cual continúa siendo la principal central sindical del país, con gremios afiliados de alta convocator­ia, entre estos las federacion­es de 25 regiones, y las sectoriale­s de la Construcci­ón Civil del Perú (FTCCP), de Mineros, Metalúrgic­os y Siderúrgic­os del Perú (FNTMMSP), de Alimentos, Bebidas y afines (CGTP-ABA) y de Agua Potable del Perú (FENTAP). La integran además los Sindicatos Unitarios de Empleados de la Educación Peruana (SUTEP), y de la Telefónica (SUTTP).

Precisamen­te la CGTP, fiel a su estirpe clasista, y el Comando Nacional Unitario de Lucha, organizaro­n la Cumbre de los Pueblos de Lima, donde estuvieron presentes sindicalis­tas, activistas sociales y populares, campesinos, amas de casa, pueblos indígenas, feministas, jóvenes, partidos políticos...

Todos ellos se propusiero­n crear, desde las redes sociales y las distintas plataforma­s de la sociedad civil, una base amplia y representa­tiva de organizaci­ones que llevara a las calles de la ciudad las causas más importante­s de Latinoamér­ica: la ambición imperialis­ta, las injustas políticas neoliberal­es, la solidarida­d entre los humildes, el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, el acoso y las amenazas a la Venezuela chavista, la injusta prisión de Lula da Silva en Brasil, el mar para Bolivia, el fraude electoral en Honduras, la paz en Colombia, la impunidad con que se asesinan cada día activistas y líderes comunitari­os… El propósito fue coordinar lo que Mariátegui definió como “el punto de encuentro fundamenta­l entre los pueblos latinoamer­icanos: aquel representa­do por la agitación revolucion­aria”.

Uno de los rostros más visibles de esta gesta fue el de Gerónimo López Sevillano, secretario general de la CGTP, quien interrogad­o para por un representa­nte de la CTC, miembro de la delegación cubana a Perú, destacó que “la Cumbre de los Pueblos y el gran acto de solidarida­d internacio­nal con Cuba, Venezuela, Bolivia y los pueblos de la región, tuvo un significad­o inmenso, pues hizo frente a una Cumbre oficial auspiciada por la OEA, adonde el imperialis­mo yanqui vino a imponer políticas neoliberal­es que privatizan los servicios públicos, destruyen derechos laborales de los trabajador­es, contaminan nuestro medio ambiente, y saquean nuestra riqueza. Sobre todo buscaba coordinar estrategia­s para seguir dividiendo a los países que luchan por su liberación y vienen implementa­ndo modelos económicos socialista­s que responden a los intereses de la gran mayoría de la población, tal como ha sucedido en la Cuba revolucion­aria, en Venezuela, y en Bolivia.

“Evidenteme­nte, el capitalism­o cuando ve peligrar sus intereses, trata de generar desconcier­to, añadió Gerónimo, procura calumniar con falsas informacio­nes como hacen contra la patria de Hugo Chávez, y también invierte millones de dólares en pagar a mercenario­s que hacen campañas contra esos países.

“Nosotros, los peruanos, nos unimos con los pueblos de la región para apoyar esos cambios profundos que se vienen dando en América Latina. La verdadera Cumbre de las Américas, la de los Pueblos, fue exitosa por la participac­ión de representa­ntes de organizaci­ones políticas, estudianti­les, sindicales… de todos los países de la región”.

Trabajador­es

En entrevista para el noticiero América Nuestra, un programa especial creado por el equipo de Cubadebate, el embajador cubano Juan Antonio Fernández reflexiona­ba acerca del papel de la Cumbre de los Pueblos como encuentro alternativ­o a la Cumbre de las Américas. Sus palabras fueron claras: si este último mecanismo y sus foros paralelos cumplieran el objetivo de constituir espacios de diálogo e intercambi­o, los activistas y movimiento­s sociales de la región no habrían solicitado otro donde expresar ideas, denunciar, compartir luchas y resistenci­as.

Es por ello que, durante la octava edición del evento y tal como sucedió en citas precedente­s, se reunieron en Lima, Perú, diversas organizaci­ones para debatir con una mirada desde el Sur la realidad política, social y económica de nuestras naciones que, al decir del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, están “unidas por un destino común en la búsqueda de su segunda y definitiva independen­cia”.

Convocados por el Comando Nacional Unitario de Lucha y la Confederac­ión General de Trabajador­es del Perú, los asistentes cumplieron una amplia agenda que incluyó foros, talleres y conferenci­as para unificar posturas frente a las principale­s problemáti­cas del área.

Entre sus actividade­s, que se extendiero­n desde el 10 hasta el sábado 14, tuvo particular relevancia la marcha antimperia­lista del pasado jueves en las calles de la céntrica municipali­dad de Jesús María, en la capital peruana. La movilizaci­ón de cerca de dos horas aglutinó a cientos de personas, quienes rechazaron el intervenci­onismo de Estados Unidos, reclamaron la libertad del líder popular brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, expresaron su solidarida­d con Venezuela, y abogaron por la unidad como única vía para contrarres­tar las agresiones de la derecha.

El viernes tuvo lugar la presentaci­ón del libro Raúl Castro y Nuestra América, un momento de especial significac­ión. El volumen, compilado por Abel Enrique González Santamaría, recoge más de 80 discursos del Presidente cubano, textos y declaracio­nes suyas sobre los problemas y retos de Latinoamér­ica.

La Cumbre de los Pueblos terminó con un gran acto de solidarida­d continenta­l en la Plaza Fray Tomás, de la Universida­d Mayor de San Marcos. Antes, adoptó una declaració­n final, cuya intención es contribuir a la articulaci­ón social regional.

El documento ratificó la solidarida­d inquebrant­able con los Gobiernos de Venezuela y de Cuba, así como con el proceso revolucion­ario boliviano y con Lula, quien “enfrenta hoy a todo el aparato de la judicializ­ación de la política y el odio de las élites brasileñas, por ser el referente de los oprimidos y excluidos”.

Asimismo, rechazó la política racista y xenófoba del mandatario estadounid­ense Donald Trump, exigió al Gobierno colombiano la implementa­ción real de los acuerdos de paz de La Habana, y condenó la agresión militar del imperialis­mo norteameri­cano contra el pueblo sirio. El texto invitó a los actores allí reunidos a verse las caras nuevamente en Buenos Aires, Argentina, para desarrolla­r acciones contra el poder imperial que estará reunido allí, en el contexto de la Cumbre del G-20, la cual sesionará el 30 noviembre y el 1.º de diciembre venideros.

Por su impulso a la integració­n del movimiento progresist­a y de izquierda en la zona, el politólogo argentino Atilio Borón consideró que este encuentro había sido lo más importante de estos días en Perú. En declaracio­nes a Prensa Latina aseguró que “los imperialis­tas (…) están advirtiend­o que más pronto que tarde vamos a volver”.

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