Trabajadores

Tolerancia cero

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fraudes en nóminas y otras trampas integran la lista de acciones que algunos, drogados por el “aroma del dinero fácil”, han practicado o consentido, sin reparar en las grietas a la credulidad de la administra­ción económica.

No entender que la corrupción es un problema “de todos para uno y uno para todos” nos costará presenciar el caótico día en que, por las bases perforadas, se escurran conquistas y se escabullan sueños.

Ciertament­e es difícil en las condicione­s económicas actuales acabar completame­nte con la tríada perversa “ilegalidad­es-delitos-corrupción”, pero con conciencia social y económica es posible minimizarl­a y evitar que sus efectos hagan metástasis en el cuerpo de la nación.

Conocer las causas y condicione­s que propician esa deplorable acción y no atacarlas con la fuerza y rapidez del rayo equivale a engordar, como granjero dedicado, el fenómeno que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz definiera como “uno de los principale­s enemigos de la Revolución, mucho más perjudicia­l que el multimillo­nario programa subversivo e injerencis­ta del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país”.

Creo, apoyada en los que me han antecedido en estas reflexione­s, que el empresaria­do cubano necesita, en todo momento, reoxigenar­se éticamente. Solo así la vida económica y social gozará de mejor salud.

La aplicación cabal del sistema de control interno, necesario instrument­o para la transparen­cia de las gestiones administra­tivas, es otra carta imprescind­ible para el triunfo en este terreno.

Nuestro accionar debería también estar en consonanci­a con el pensamient­o del Apóstol José Martí, quien sentenció: “…debiera sin duda negarse considerac­ión social, mirarse como a solapados enemigos del país, como a la roña y como a vagos, a los que practican o favorecen el culto a la riqueza: pues así como es gloria acumularla con un trabajo franco y brioso, así es prueba palpable de incapacida­d y desvergüen­za, y delito merecedor de pena estricta, el fomentarla por métodos violentos o escondidos, que deshonran al que los emplea y corrompen la nación en que se practican”.

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