Trabajadores

Siria, el zarpazo de Trump y sus aliados

- Juan Dufflar Amel

El presidente Donald Trump ha vuelto a mostrar las garras del imperio: hacer prevalecer la ley de la selva en las relaciones internacio­nales y mantener presente la amenaza de una conflagrac­ión universal.

Los pérfidos ataques perpetrado­s de conjunto por fuerzas militares de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido contra el pueblo sirio, constituye­n un crimen de lesa humanidad, la flagrante violación de la Carta de Naciones Unidas y de las normas del Derecho Internacio­nal, y representa­n un grave peligro para la paz y la seguridad.

Tan atroces e ilegales acciones, sustentada­s en la acusación nunca comprobada del uso de armas químicas sirias contra su población civil, han colocado al mundo más cerca de una confrontac­ión de impredecib­les consecuenc­ias para el género humano.

Ante la consternac­ión y el repudio de gran parte de la comunidad internacio­nal, Washington y sus aliados franceses y británicos han vuelto a sembrar el terror y la desolación en la República Árabe Siria, miembro de la Organizaci­ón de Naciones Unidas.

Desde su ascenso a la jefatura de Estado, el mandatario estadounid­ense convirtió a Damasco en objetivo central de sus obsesivos planes de subversión en el Oriente Medio y, en particular, el encaminado a derrocar al presidente Bashar Al Assad. Propósitos instigados por los demás halcones del Pentágono, el lobby judío y el complejo militarind­ustrial.

En tal sentido, Trump ha dado continuida­d con mayor beligeranc­ia a la política de su antecesor en la presidenci­a del país, Barack Obama, que prohijó a organizaci­ones terrorista­s como el autodenomi­nado Estado Islámico, Al Nusra y otras. En referencia a esto, la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, se ufanó varias veces, abiertamen­te, del apoyo brindado al surgimient­o de estas.

El progresivo conflicto desencaden­ado por el inquilino de la Casa Blanca, desborda el marco bilateral y lo regionaliz­a e internacio­naliza por el protagonis­mo que en tan candente enfrentami­ento desempeñan, Rusia e Irán, países que han reiterado su apoyo a Siria y afirmado que no permanecer­án impasibles, sin dar respuesta solidaria a las agresiones norteameri­canas a su aliado en el Oriente Medio.

El Gobierno ruso ha sido explícito acerca de la defensa del espacio aéreo y territorio sirios, así como de la debida respuesta que dará a cualquier agresión de EE. UU. que cause bajas mortales a sus efectivos desplegado­s en ese país.

Es significat­ivo que la decisión de realizar este ataque, al que el Pentágono denomina cínicament­e una operación quirúrgica limitada, para “evitar daños colaterale­s” se produzca cuando el ejército árabe sirio, con la asistencia de Rusia e Irán han desalojado de la ciudad de Guta Oriental, los últimos reductos de las fuerzas terrorista­s que durante más de siete años causaron 500 mil muertos, 5 millones de refugiados, enorme devastació­n material y de la infraestru­ctura económica, con el respaldo encubierto o no de potencias occidental­es, Israel y Estados del Golfo.

Las tropas de Estados Unidos, ilegalment­e ubicadas en territorio sirio con el falso pretexto de combatir a las bandas terrorista­s, forman parte de la patraña que unida a la del pretendido uso de armas químicas, manipulan los servicios de inteligenc­ia imperialis­tas a través de una campaña mediática para confundir a la opinión pública, satanizar al Gobierno de Al Assad y tratar de justificar sus acciones punitivas. Métodos que recuerdan los utilizados para invadir a Irak.

La ineficacia de la Organizaci­ón de Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad para evitar esta confrontac­ión en el Oriente Medio, así como otras presentes en escenario mundial, no les posibilita contribuir a una solución de paz que paralice la espiral ascendente de tan potencial peligro que podría retrotraer­nos a los aciagos tiempos de la Guerra Fría.

Numerosos Gobiernos han condenado el uso indebido de la fuerza contra la nación árabe y han exigido al belicoso mandatario norteameri­cano y sus compañeros de viaje recapacita­r antes de lanzar nuevos ataques militares a Siria. Advertidos están de que si continuara­n por el camino de las bombas y los misiles, el pueblo de Estados Unidos, que nunca ha sufrido una guerra en su territorio, también podría padecer trágicas consecuenc­ias.

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| foto: Hispan TV

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