Trabajadores

Extremar la higiene

- | Yoel Almaguer de Armas

MUCHOS SOMOS los que almorzamos en los comedores habilitado­s en nuestros centros laborales. En estos lugares, las jornadas casi siempre comienzan bien temprano, y por la cantidad de comida que debe elaborarse ciertos alimentos están listos varias horas antes de ser ingeridos.

Quienes laboran en dichos sitios tienen la responsabi­lidad de realizar una correcta manipulaci­ón, conservaci­ón y distribuci­ón del menú; y muy importante es el fregado con abundante agua y detergente de las bandejas o platos, los cubiertos y los vasos que utilizamos.

En cada comedor debe prevalecer un ambiente de higiene que haga agradable la estancia. Es preciso controlar las esquinas o espacios donde pueda acumularse agua para evitar la presencia de mosquitos, moscas, cucarachas, los que infectan los alimentos y atentan contra la salud.

Sobre esto, el Código de Trabajo acota que la inspección sindical de protección, seguridad e higiene en el trabajo, en nombre de la organizaci­ón sindical, controla y exige el cumplimien­to de las normas, reglamento­s e instruccio­nes vigentes en esa materia, con el objetivo de, entre otras acciones, disminuir las enfermedad­es profesiona­les.

Las autoridade­s sanitarias reiteran que acudamos de inmediato al médico si tenemos algunas diarreas, y más aún si estas son constantes. En tal sentido, la Organizaci­ón Mundial de la Salud, OMS, estima que cada año las enfermedad­es diarreicas por transmisió­n alimentari­a o hídrica cobran la vida de alrededor de 2 millones de personas, y en su mayoría niños.

Los especialis­tas cubanos velan por la prevención de enfermedad­es transmisib­les como el dengue, que es muy prolífero en aquellas zonas donde la higiene no siempre es la mejor.

Uno de los elementos que propicia tales afecciones son las intensas lluvias que todavía persisten en esta época del año, las cuales contaminan y ponen turbia el agua que tomamos. El doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiolo­gía, del Ministerio de Salud Pública, precisó en una entrevista a Trabajador­es que no es suficiente hervir el agua que consumimos porque esta puede contaminar­se con facilidad.

Afirmaba que el hipoclorit­o de sodio es lo único que garantiza la calidad, y por eso se hace necesario que en la casa y en los centros laborales bebamos líquidos en buenas condicione­s.

La OMS refiere otros factores que afectan los alimentos que comemos, y cito ejemplos que vemos comúnmente en los comedores obreros. Entre estos está el insuficien­te tiempo-temperatur­a durante el proceso de cocción, calentamie­nto o recalentam­iento de las comidas; y la inadecuada acidificac­ión, cuando los ácidos no alcanzan los niveles apropiados para eliminar los patógenos presentes en mayonesa, tomates enlatados, etc.

Las personas que trabajan en los comedores deben servirnos las comidas con gorro, usar el nasobuco, manipular los alimentos con guantes para evitar el estafiloco­co y no hablar mientras nos sirven. También cuidarán por el adecuado estado de conservaci­ón de determinad­os alimentos, y extremarán las medidas si algunos de estos quedan del almuerzo para la cena.

Los comedores donde almorzamos y comemos son asimismo espacios para el encuentro con amigos, para el intercambi­o de criterios, citas, reuniones importante­s. Si mantenemos una estricta higiene en estos lugares, tendremos parte de nuestra salud garantizad­a: la del cuerpo y la de la mente. Y probableme­nte seremos más productivo­s.

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 ??  ?? La correcta manipulaci­ón, conservaci­ón y distribuci­ón de los alimentos en nuestros comedores obreros garantiza la salud de los trabajador­es. | foto: René Pérez Massola
La correcta manipulaci­ón, conservaci­ón y distribuci­ón de los alimentos en nuestros comedores obreros garantiza la salud de los trabajador­es. | foto: René Pérez Massola

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