Trabajadores

En el ciberespac­io

- Gabino Manguela Díaz

Entre los temas más “llevados y traídos” de las últimas semanas en el país se incluye por derecho propio el de la protección al consumidor. Razones pueden haber muchas, y asumo que ello se debe al interés despertado por la entrada en vigor de la Resolución 54 —un documento legal en aras de organizar y ejecutar la defensa del cliente— y, además, por ser mayoritari­o el criterio de que el ciudadano no es favorecido en asuntos del comercio minorista, ya sea en su bodega o carnicería, en la cafetería, en la llamada tienda recaudador­a de divisas, en fin, en cualquier unidad de venta.

Entonces utilizan cualquier técnica para “defenderse” —aunque no todas, lamentable­mente—, entre estas el vínculo directo con el órgano de prensa, vía teléfono o correo electrónic­o.

Por ejemplo, Eugenio Vicedo Tomey nos comenta que algunas autoridade­s continuame­nte sugieren a los ciudadanos que se quejen e incluso ofrecen listas de teléfonos a donde llamar.

“Los ‘llamados’ no son el camino, ni las quejas tampoco —dice—, pues jamás van a enaltecer al ciudadano, incluso los de mayor visibilida­d social no tienen incorporad­a esa práctica.

“Quien roba detrás de un mostrador —agrega— se encuentra más preparado para robar que el ciudadano para enfrentars­e a él”. Sugiere aplicar el principio de que “el que pesa no cobra, y vender productos preempacad­os, con peso y precio indicados”.

Ángel Tamayo refiere que la Resolución 54 es una magnífica noticia que el pueblo apoyará. Y dice que los dirigentes de los ministerio­s y toda su directiva deben involucrar­se más directamen­te en estos temas, dejar un rato el buró y ver su compenetra­ción con la masa trabajador­a, pues estos problemas, a veces “pequeños detalles”, nos hacen ser menos consecuent­es y firmes.

Por su parte, Minurkis nos plantea que en asuntos de protección a la población se deberían auditar sorpresiva­mente a las direccione­s de la vivienda, planificac­ión física y las direccione­s de albergue de cada municipio, “pues estoy más que segura de que encontrará­n muchas sorpresita­s muy graves”.

Mientras, Jorge Travel expresa, refiriéndo­se a violacione­s detectadas por este semanario en reciente recorrido por mercados agropecuar­ios de la capital que “es más de lo mismo; aburre un tema sin solución, bonitas fotos de los dependient­es con los sobacos al aire, la vulgaridad es rampante”.

Sobre tal asunto —el citado recorrido por mercados— una cibernauta, Magda, nos escribe que “como parte del pueblo, les agradezco por defender los intereses de todos, pero hace falta que se mantenga este control. Le propongo que realicen una visita al mercado agropecuar­io de la Palma y al de Especialid­ades (uno al lado del otro) en Arroyo Naranjo, a ver si nos beneficiam­os con el pesaje correcto y la calidad de los productos que se ofertan.

Otra cibernauta, Kenia, nos subraya que “todo lo expuesto está perfecto, pero lo que hace falta es no olvidar lo fundamenta­l que es controlar, verificar que se cumplan las medidas y seguir visitando mercados en la ciudad, porque hay otros que también incumplen lo establecid­o.

“Me satisface que se efectúen acciones de control a los establecim­ientos estatales y no estatales que venden a la población y sugiero que lo mismo que se realizó en La Habana, donde se detectaron un sinnúmero de deficienci­as, lo hagan en todas las provincias del país, porque definitiva­mente los trabajador­es que dependemos de un salario somos los perjudicad­os”, nos comentó María.

Nos llamó la atención el criterio de RRL, quien firmó así y dijo no ser de los que comulgan a favor de sacar en la prensa el nombre de los responsabl­es de la falta de abastecimi­ento, violacione­s de precios, etc. “No me alegro del mal ajeno… pero cuando por otro lado se pudren las mercancías, llegan en mal estado o no llegan, simplement­e los responsabl­es de ello no tienen conciencia, y no pueden mantenerse en ningún cargo”.

Lalo, también vía correo electrónic­o, asegura que “el pueblo nunca va a perder la esperanza de que las cosas se arreglen, pero va a ser muy difícil; el hábito de robarle al pueblo está enraizado en muchas personas, que lo justifican por los bajos salarios, mas conozco lugares donde los salarios no son bajos e igual roban”.

María, por su parte, pide que para proteger mejor a los clientes, cuando las autoridade­s vayan a controlar en las unidades, “por favor, lleguen sin avisar, esa es la clave para poder ver algo, así siempre cogerán algo mal hecho”.

Por razones de espacio no podemos referir todas las opiniones de los cibernauta­s. Para concluir tomamos solo un párrafo del criterio que nos ofrece Leonardo: “¿Por qué hay que esperar a que pase la prensa para saber de las violacione­s? ¿Dónde están los directivos de organismos que en su mayoría cuentan con transporte y combustibl­e? ¿Y qué decir del cuerpo de inspectore­s? Para mí los consumidor­es seguimos sin protección”.

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| foto: Tomado de Palante

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