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Triples monarcas en judo: ¡una cubana!

- Joel García

Esta semana, a poco más de dos meses del Campeonato Mundial de Judo en Bakú, la federación internacio­nal de la disciplina divulgó una informació­n que tituló: Del talento mundial a la medalla olímpica, en la que se recogían los únicos 16 nombres que han podido ganar la triple corona, es decir, ser campeón mundial juvenil, luego de mayores, y finalmente de los Juegos Olímpicos.

Pero la noticia curiosa y exclusiva tiene mayor repercusió­n entre nosotros porque dentro del selecto grupo (ocho hombres e igual cantidad de mujeres) el acento cubano aparece con una holguinera, sonriente siempre dentro de un tatami y con nombre de ángel: Legna Verdecia, segunda mujer en conseguirl­o, primera en América y quinta en la lista general.

Para aquilatar el valor de esta hazaña debemos hacer notar que la nuestra completó este trío de máximos lauros antes que una japonesa, cuna de este deporte. Solo la sudcoreana Min-Sun Cho se le adelantó entre las damas, pues aunque se coronaron en las mismas lides universale­s para bisoños (Dijón, Francia 1990) y élite (Hamilton, Canadá 1993), la asiática marcó la dorada olímpica en Atlanta 1996, mientras la antillana lo hizo en Sídney 2000.

(Ver tabla)

De los nueve países con al menos una judoca en la lista de lo que bien pudiera definirse como “ippones completos”, solo pueden exhibir más de un representa­nte Japón (1F y 4H), Sudcorea (1F y 2H) y Francia (1F y 1H). De hecho, Legna era la única latinoamer­icana hasta los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 cuando completó el botín Rafaela Silva.

Por cierto, ninguna nación cuenta con más de una mujer, lo que habla de lo difícil de conseguir este triplete, al cual no han podido acceder estrellas de la talla de la japonesa Ryoko Tani (no fue titular del orbe juvenil), la rumana Alina Dumitru (le resultó esquivo el mundial de mayores con tres bronces) o las cubanas Yurisleidi­s Lupetey, Daima Beltrán y Yanet Bermoy (se les escaparon el oro olímpico), por solo mencionar algunas de las más de 20 aspirantes.

Legna fue la primera monarca universal juvenil de nuestra selección femenina —en la propia justa de 1990 Daima también subió a lo más alto del podio—, la segunda campeona del orbe del propio conjunto en la categoría senior (detrás de Estela Rodríguez, que rompió el hielo en 1989), y la tercera cubana con la diadema más alta de los cinco aros, solo antecedida por Odalys Revés (1992) y Driulis González (1996).

Consultada por este reconocimi­ento, vía Internet, la otrora capitana y entrenador­a del equipo nacional expresó: “Nunca me había detenido en esa estadístic­a, pues han competido miles de judocas en todos esos torneos. Ser la única dentro de mis compañeras también me sorprendió, aunque a ellas les debo mucho, al igual que a todos los entrenador­es que trabajaron conmigo desde pequeña”.

Volviendo a la lista, el nipón Yasuhiro Yamashita, uno de los ídolos vivos de este arte marcial, fue el pionero en acumular los tres galardones; en tanto la estadounid­ense Kayla Harrison y otro nacido en la Tierra del Sol Naciente, Maki Tsukada, los conquistar­on más rápido que nadie, ya que apenas necesitaro­n cuatro años. El francés Teddy Riner es una referencia obligada por su doblón de oro juvenil y olímpico, así como por su decena de coronas mundiales, lo cual ha valido su nombramien­to de mejor judoca del siglo XXI.

Dentro de los 16 encumbrado­s, Cuba vuelve a poner su nombre como expresión de respeto y admiración. Para Legna, otro premio incuestion­able, fruto de su entrega, pasión y ese enorme talento que la hizo entre las imprescind­ibles de cualquier época.

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