Muy poco se asemeja el nombre con la realidad de la localidad donde 60 años atrás tuvo lugar el Congreso Campesino en Armas, presidido por el entonces Comandante del Ejército Rebelde Raúl Castro Ruz.
Soledad de Mayarí, en el montañoso municipio santiaguero de Segundo Frente, tiene el ajetreo habitual. La cotidianidad de sus más de 2 mil pobladores está marcada por la labranza de la tierra, en lo fundamental dedicada al cultivo del café, la presencia de niñas, niños y adolescentes en sus escuelas —primaria, secundaria, incluso especial— el ir y venir de muchos al consultorio del médico y la enfermera de la familia, la bodega, la cafetería, el mercadito comunitario, el museo, o la sala de video.
Pero la cercanía del 21 de septiembre, fecha que jamás se pasa por alto en estos predios, multiplica la actividad, y con esta el accionar de hombres y mujeres de diferentes empresas y sectores, quienes apoyados por la comunidad se involucran en la reparación y embellecimiento de más de una veintena de obras.
A solo horas de la conmemoración de un hecho que según las propias palabras de Raúl devino gestación de “la Revolución Agraria que ha de echar las bases de la verdadera Revolución Cubana”, Soledad de Mayarí espera feliz el aniversario 60 de aquella fecha.
La familia del doctor Luis Ricardo Anglada —anestesista del hospital de Segundo Frente, y actualmente de misión internacionalista en Ghana— vive momentos de honda felicidad, pues su vivienda es una de las que se ejecuta con celeridad en saludo al aniversario 60 del Congreso.
Una pequeña plaza pública se acondiciona para servir de sede al acto central por el aniversario 60 del Congreso Campesino en Armas. La escuela primaria de la comunidad también recibe mejoras que aportarán a un desarrollo superior del proceso docente-educativo.
El principal renglón económico de Soledad de Mayarí es el café, con unidades productivas e industriales de destaque, entre estas la UBPC Magueyal, donde la aplicación de la ciencia y la técnica aporta al incremento del rendimiento por área, según asegura Enoide Gutiérrez López, su presidente.
A sus 84 años Lidia Esther Verdecia no olvida aquel 21 de septiembre: “Vino mucha gente, mi esposo, Benjamín Pico Pérez, fue uno de los campesinos que participó, y yo colaboré con la colada y repartición de café a los asistentes, entre ellos Raúl y Vilma”.
Raúl y su impronta se hacen visibles cotidianamente en Soledad de Mayarí, así lo reconoce Dania Montoya Castellano, técnica museóloga del museo Congreso Campesino en Armas, institución patrimonial en la que se labora para dejar listo un nuevo montaje.
El antiguo salón de bailes, sede del histórico encuentro entre campesinos, es hoy uno de los espacios que remozan trabajadores de la Empresa Forestal Sierra Cristal.
La edificación de viviendas es una de las acciones de beneficio social que se ejecutan en Soledad de Mayarí, a la que se suman otras como las mejoras constructivas en la sala de video, el local del Sistema de Atención a la Familia y la Oficoda.