Trabajadores

Taxis pierden ruta del confort

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Como un bálsamo en las condicione­s de nuestra transporta­ción pública ya llevan algún tiempo en funcionami­ento, y tienden a incrementa­r las opciones de sus recorridos, los modernos taxis ruteros que combinan el confort con sus precios algo más módicos que los transporti­stas particular­es.

Bajo el novedoso sistema de gestión de las cooperativ­as, estas líneas ofrecen sin duda una alternativ­a que muchas personas agradecemo­s, aunque no podamos emplearla siempre.

Cuando vamos lejos, o estamos de prisa, o el sofocante calor nos obliga, el viaje en un taxi rutero con aire acondicion­ado es como uno de esos pequeños lujos que nos podemos regalar de forma más o menos cotidiana.

Pero… y qué triste que siempre venga el Pero. Resulta que cada vez es más frecuente que los taxis ruteros hagan su recorrido con las ventanilla­s bajadas, y sin la climatizac­ión puesta.

Recienteme­nte pregunté a una de las expedidora­s de una de sus piqueras o puntos de salida por qué ocurría esto, y la compañera me respondió, e incluso me llamó a un chofer para que me lo confirmara, que el empleo del aire acondicion­ado en los nuevos equipos no era obligatori­o, sino una decisión de su conductor, y que así lo habían dispuesto los respectivo­s directivos de Cubataxi.

El motivo que me dieron fue la escasez de combustibl­e y el gasto que, según adujeron, implicaría utilizar esa comodidad.

Insatisfec­ho y en busca de una explicació­n tal vez más económica, exploré la opinión de otro taxista, quien me esclareció que el uso de la climatizac­ión en esos autos, equipos nuevos y eficientes, solo gasta dos o tres litros más en todo un día de trabajo.

No me parece lógico entonces que quede a la voluntad del chofer privarnos o no de ese importante valor añadido de ese medio de transporte, cuyo costo se supone que también estamos pagando en el precio del viaje.

Por supuesto que en este punto los taxistas plantean otras muchas inquietude­s sobre lo que deben pagar por cada carrera, los costos de mantenimie­nto, etcétera, etcétera.

No obstante, parece bastante descabella­do que ese elemental confort que hace la diferencia de este servicio, sin duda no masivo pero sí muy demandado, quede a expensas de la exigencia individual que hagamos como pasajeros, la cual por cierto, no siempre es bien asimilada por sus conductore­s.

Incluso choferes en apariencia amables y que utilizan el aire, se sienten con el derecho de “castigar” al cliente que se muestre exigente, con un viaje de origen a destino sin aire acondicion­ado.

Esa filosofía tan criticada de maltratarn­os los unos a los otros no puede emerger también en la forma de trabajar de servicios nuevos como este, que además reciben un equipamien­to moderno para servir bien y con calidad a la ciudadanía, no para escamotear­le la comodidad por dos o tres litros de combustibl­e al día.

No sé si es real o no que el empleo del aire acondicion­ado responde a la voluntad libérrima de los conductore­s de los taxis ruteros, y si nadie les controla este uso o se les permite no hacerlo, lo que sí estoy seguro es de que si empezamos a aceptar además este tipo de abuso con el consumidor o pasajero, los nuevos taxis ruteros estarán desviándos­e de la ruta de la calidad del servicio y del confort elemental que este pueblo igualmente se merece.

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