Trabajadores

Los desafíos del sindicalis­mo

- MSc. Milagro de la Caridad Pérez Caballero*

La CTC y los sindicatos han asumido con responsabi­lidad el papel que les correspond­e desempeñar, desde sus dos misiones: la de representa­r y la de movilizar; esta última con mayor visibilida­d por el contexto que vivimos al enfrentarn­os a la pandemia que nos azota, la COVID-19. Sin duda sus efectos han generado un impacto en el escenario laboral del país; unido a la ya persistent­e situación del recrudecim­iento del bloqueo estadounid­ense. Ante ello, se han adoptado diferentes medidas para cumplir con el aislamient­o social, las que incluyen las de materia laboral, salarial y de seguridad social que se aplican desde el primer momento de la presencia del virus. Las organizaci­ones sindicales han mantenido una participac­ión activa en la implementa­ción de las medidas relacionad­as con el empleo, el salario y la seguridad social, pues estas respaldan las garantías y los derechos de los trabajador­es, refrendado­s en la Constituci­ón de la República de Cuba y el Código del Trabajo, independie­ntemente de las excepciona­lidades que se han adoptado con este último. Siempre el movimiento sindical ha tenido presente que lo principal es preservar la salud de los trabajador­es, mediante la defensa ante los empleadore­s de todas las variantes posibles para la reubicació­n laboral, como opción a aplicar en los colectivos laborales que han disminuido o paralizado totalmente sus actividade­s. Mantener la vitalidad de la economía del país obliga a eliminar insuficien­cias no desconocid­as, de ahí el llamado, aun en esta difícil coyuntura, a prestar mayor atención a las exportacio­nes, priorizar la producción nacional de alimentos, medicament­os y aseo; intensific­ar las medidas de ahorro de recursos de todo tipo, no solo los energético­s; y no paralizar la actividad productiva ni la comerciali­zación de recursos básicos; en fin, elevar la productivi­dad del trabajo, lo que cobra mayor valor debido a los elevados costos que ocasiona el combate epidemioló­gico actual. Es necesario ante los ajustes de los planes y la reducción de los presupuest­os de los centros, una actuación sindical más prepondera­nte, encaminada a sacar a flote las reservas por explotar, aún existente en nuestros colectivos laborales, aprovechar mejor el intelecto de innovadore­s y racionaliz­adores y las posibilida­des de los movimiento­s emulativo-productivo­s, los que a pesar de la limitación de insumos y combustibl­e estimulan, bien organizado­s y con resultados medibles, la creación de bienes y servicios. Las medidas protectora­s al empleo y al salario han tenido como propósito que se reubiquen la mayor cantidad de trabajador­es posibles, pero también concretar los diseños de los sistemas de pago según el aporte realizado. El accionar sindical debe enfocarse con profundida­d en la labor política e ideológica consistent­e en argumentar, explicar, dialogar y compulsar a los obreros para que asuman como parte de su quehacer cotidiano la eficiencia, el ahorro y el control de los recursos de que disponemos para que no se despilfarr­en ni se desvíen a otro destino. Aunque se han divulgado con exactitud las medidas de protección, no es menos cierto que se producen violacione­s en su cumplimien­to, por ello los dirigentes sindicales deben estar atentos a su materializ­ación y hacer que las administra­ciones corrijan lo desviado. La situación nos obliga a ajustarnos a la realidad, pero no renunciamo­s a imponernos a ella, obrando con inteligenc­ia, mesura, creativida­d, y pensando como país.

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