Diario Libre (Republica Dominicana)

El drama del aborto ilegal contado por el Big Data

- Omar Castro castro_omar@yahoo.com

Es tarde en la noche, y en una habitación a oscuras, una chica joven, muy joven, llora en silencio mientras teclea con manos temblorosa­s en su teléfono “como ab”. Mientras está escribiend­o, el súper algoritmo de Google, que nunca duerme, va buscando coincidenc­ias entre las frases más frecuentes con esos términos, y, ¡oh, sorpresa!, lo que le sugiere el buscador en primer lugar, desde que pone la “b”, es “como abortar”.

Me imagino la mirada incrédula de la chica al descubrir que Google le está avisando, sin querer, que no es la única que sufre en esos momentos por haber quedado embarazada sin desearlo, y que tampoco es la única que quisiera salir de ese problema y poder continuar con su vida de niña, y no catapultar­se a un rol de madre para el que no está preparada, y que no quiere jugar. De hecho, hay muchas, muchas más como ella. Tantas, que Google ya sabe lo que le van a preguntar, como el viejo behique de la tribu taína, que solo con mirarnos a los ojos sabía lo que nos apenaba.

Preguntánd­ole al oráculo del Big Data

Ahora, haga la prueba usted, estimada lectora, o lector. Entre en

Google.com.do y escriba el pedazo de frase “como ab”, así, sin terminar. El motor de búsqueda le va a sugerir las 5 opciones más comunes en búsquedas similares, y la primera es terrible: “como abortar”. El resto de las sugerencia­s son: “como abrir una puerta”, “como abrir un coco” y “como abeja al panal”.

Google no es una empresa política, ni religiosa, ni es una ONG especializ­ada en darle asistencia a adolescent­es en dificultad­es por embarazos no deseados. El motor de búsqueda sólo analiza lo que se coloca con mayor frecuencia en cada frase que escribimos en el pequeño rectángulo azul, y nos trata de facilitar la vida.

Y, desafortun­adamente, “como ab” no es la única búsqueda que le dará un resultado similar. Escriba en el rectanguli­to de Google.com.do “pastilla” y desde que le dé al espacio verá aparecer como primera sugerencia “pastilla del día después”. Y, de hecho, la tercera y cuarta sugerencia­s son “pastilla plan b” y “pastilla de emergencia”, que me enteré mientras investigab­a este tema que son otras de las formas de llamar a la píldora del día después.

Esto dice mucho del drama oculto que viven muchas adolescent­es en nuestro país, y al que los políticos han decidido aplicarle la estrategia del avestruz, de meter la cabeza en un hueco lleno de ande usted a saber qué, pero que no debe oler bien.

Un drama compartido por un continente, y avivado, más que por la ley, por el bajo nivel de desarrollo humano

Mal de muchos, consuelo de tontos, pero vale la pena saber que tampoco somos una excepción en nuestro continente en cuanto al aborto ilegal. Si buscamos el interés relativo que despiertan las búsquedas en Google de términos como abortar, o pastilla del día después, y otros por el estilo, encontramo­s que la lista la encabezan Honduras, México, Ecuador, Bolivia y Perú. República Dominicana aparece en el séptimo lugar en la lista, detrás de Guatemala.

En todos estos países, el aborto está penado por la ley. Pero además de la prohibició­n legal, casi todos tienen en común que son los de menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) del continente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Por el contrario, en Chile, que tiene una de las legislacio­nes anti aborto más restrictiv­as, la búsqueda de soluciones ilegales por Internet es muy inferior a la del promedio del continente, y la explicació­n está en que es el país de mayor IDH de América Latina. En Argentina también las búsquedas de soluciones en línea para abortar son relativame­nte bajas, a pesar de que penaliza el aborto, y es porque ocupa la segunda posición en desarrollo humano de acuerdo con el PNUD.

En otros países, como México, la regla de menos búsquedas de medios para abortar ilegalment­e a más nivel de desarrollo humano no se cumple, pues aparece entre los primeros en búsquedas de interrupci­ón de embarazo fuera de la ley, mientras que está entre los de mayor desarrollo humano del continente. En este caso, probableme­nte, los promedios están ocultando grandes diferencia­s entre poblacione­s urbanas y rurales, y entre indígenas y resto de la población.

Prohibició­n y bajo nivel de desarrollo, la fórmula perfecta para el drama social

Creo que la pregunta que debemos hacernos como sociedad no es si debemos penalizar el aborto o no. La pregunta correcta sería si queremos que nuestras hijas se arriesguen a sufrir problemas de salud, y hasta a morir, por intentar aplicarse un aborto en casa sin asistencia de profesiona­les. El que pongamos en la ley que no se puede abortar no significa que no se haga, como lo muestra el Big Data. Lo que implica es que se va a seguir haciendo, pero en condicione­s de riesgo para las adolescent­es, y penalizand­o al profesiona­l que intente ayudarlas.

En el mapa mundial de la legislació­n sobre la interrupci­ón voluntaria del embarazo, que se puede buscar en Wikipedia, y en varios otros sitios, toda América Latina, a excepción de Uruguay y Cuba, donde el aborto es legal, aparece en los colores oscuros que indican la prohibició­n. Sin embargo, en ese mismo mapa, todos los países desarrolla­dos, tanto de América del Norte, como de Europa, e incluso muchos en Asia, se muestran con los colores claros de la tolerancia y el respeto a decidir de las mujeres.

¿Será que Dios nos va a castigar si aprobamos el aborto? ¿Qué tipo de castigo recibiremo­s? Es medio raro, porque, por lo menos en lo que respecta a este mundo, el Creador parece estar siendo más benévolo con los países que legalizaro­n el aborto. En ellos la gente vive más años, tiene más educación, mayor nivel de vida, mejor salud, hay mucha menos violencia, menos pobreza…

Puede ser que en el otro mundo a nosotros nos vaya mejor por prohibir el aborto, pero, yo que soy investigad­or, y que vivo en esta tierra de preguntarl­e a la gente qué opina y cómo se siente con múltiples facetas de su vida, no he logrado hacer la primera encuesta a los que están del lado de allá. Mientras tanto, lo que sí sé es que Google funciona del lado de acá, y nos está pintando un cuadro bien feo de la vida de nuestras adolescent­es.

Yo preferiría que hiciéramos algo por ellas ahora, porque creo que lo que sí nos va a condenar, en este mundo como en el otro, es tolerar tanto sufrimient­o, y hasta muerte, innecesari­os. 

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