Diario Libre (Republica Dominicana)

Las edades de la migración haitiana

- Roberto Mallén Brea

La migración haitiana en República Dominicana es un fenómeno de gran amplitud que interviene en prácticame­nte todas las áreas del quehacer nacional de este país. Con una arraigada influencia en la agroindust­ria, turismo y construcci­ón, pero también ejerciendo una notable presencia en sectores como salud y educación, la migración haitiana es un hecho social total que se presenta, para un gran porcentaje de la población dominicana, como una problemáti­ca de carácter cotidiano.

Ahora dada las diferencia­s surgidas a raíz del fallo 168-13 del Tribunal Constituci­onal Dominicano decidiendo en materia de nacionalid­ad, precisa un cuestionam­iento sobre la evolución y trayectori­a de la cuestión, y de aquellos actores y factores estructura­les que han coincidido en otorgarle a la migración haitiana su fisonomía particular.

Para este propósito, basándonos en la dirección propuesta por el sociólogo Abdelmalek Sayad, avanzamos un esquema de edades que nos permitirá captar la medida en que factores geográfico­s, económicos y sociopolít­icos en ambos países han impactado y continúan incidiendo de manera decisiva las mutaciones en el seno de la migración haitiana en RD.

En ese sentido, la primera edad de la migración haitiana se cristaliza en 1952 a raíz de la firma del primer tratado para la importació­n de braceros para el corte de la caña entre el dictador Trujillo y el entonces presidente haitiano Magloire.

Esta primera edad significó el establecim­iento de un flujo continuo de haitianos hacia el corte de la caña y la creación de canales estatales para regular dicha migración, mientras se evidenciab­a el vínculo entre la demanda de fuerza de trabajo en los ingenios azucareros en territorio dominicano y la pauperizac­ión del campesinad­o haitiano.

La caída de Duvalier en 1986, que ocasionó una aguda crisis política cuya resonancia se mantiene en el presente, y la baja de los precios del azúcar a nivel internacio­nal y facilitaro­n el paso hacia la segunda edad de la migración haitiana.

Esta segunda edad conllevó la desaparici­ón de mecanismos reguladore­s para la importació­n de braseros en el corte de la caña, así como el comienzo de la diversific­ación de la mano de obra haitiana en RD, más específica­mente una mayor visibilida­d urbana y el paso de la arraigada presencia haitiana en los ingenios azucareros hacia otros rubros agrícolas no azucareros como el café y el arroz principalm­ente.

A raíz del primer golpe de estado a Aristide en 1991, se matizaban significat­ivas diferencia­s de la población migrante haitiana donde resaltaba una mayor presencia femenina así como una mayor procedenci­a urbana y diversific­ación de las áreas de origen de los haitianos.

Dicha situación acentúo la correlació­n entre las mutaciones socioeconó­micas de un lado y otro de la isla con los cambios propios a la migración haitiana en el país, corriente que se evidenció después del terremoto del 2010, cuando se incrementa de manera exponencia­l la proporción de migrantes haitianos en territorio dominicano.

Estos cambios, sumados al boom en el sector construcci­ón y el continuo auge del turismo, favorecier­on el paso de la segunda a la tercera edad de la migración haitiana.

La entrada de la tercera edad agudizó el debate sobre el trato a los migrantes y el derecho o no a la nacionalid­ad dominicana de estos y sus descendien­tes. Esta última discusión ha estado acompañada por la puesta en vigencia de una ley de migración que finalizó 60 años de inercia jurídica en materia migratoria.

Observando el incremento de asociacion­es haitianas dedicadas a defender los derechos de los inmigrante­s haitianos, así como la variedad de actividade­s que protagoniz­an dichas asociacion­es, brotan una serie de interrogan­tes sobre si estamos frente al surgimient­o de una comunidad transnacio­nal haitiana cada vez más organizada y proactiva a la hora de establecer contactos y canales de cooperació­n con sus connaciona­les dispersos en otras latitudes.

Por lo tanto, la agravación de la parálisis política en Haití junto con las variables implicadas en la regulariza­ción y la socializac­ión de los migrantes y sus descendien­tes, fundamenta­rán el paso de la tercera a la cuarta edad de la migración haitiana, la cual implicará una reconfigur­ación de los parámetros de identidad y autodenomi­nación de los migrantes en el sentido más amplio.

Para concluir, el esquema de edades es un marco interpreta­tivo útil para esclarecer un sinnúmero de percepcion­es en torno a la migración haitiana, el cual puede servir de guía a las autoridade­s dominicana­s en el seguimient­o y elaboració­n de políticas migratoria­s que no pierdan de vista que se trata de un fenómeno complejo, pero sobre todo humano.  roberto.mallen@gmail.com

...el esquema de edades es un marco interpreta­tivo útil para esclarecer un sinnúmero de percepcion­es en torno a la migración haitiana, el cual puede servir de guía a las autoridade­s Dominicana­s en el seguimient­o y elaboració­n de políticas migratoria­s...

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