Diario Libre (Republica Dominicana)

AGUA PURA SIN ELECTRICID­AD EN HONDURAS

 El sistema está basado en los últimos adelantos de la física y la química  No se requieren estudios para operar las plantas, que trabajan sin electricid­ad

- Alejandra Martins

HONDURAS. “Ahora usan agua potable de la propia llave”. Así lo cuenta Ramón Ribera, quien preside la junta de agua de su comunidad, Támara, situada 25 km al norte de la capital hondureña, Tegucigalp­a. Y es la propia comunidad la que opera la planta que cambió la vida de sus cerca de 6.500 habitantes. Pero la tecnología innovadora que utiliza nació en un laboratori­o de la prestigios­a Universida­d de Cornell, en Estados Unidos.

La de Támara es una de las plantas de tratamient­o construida­s en Honduras por Aguaclara, un proyecto que ha permitido, sin necesidad de electricid­ad, proveer agua potable a más de 60.000 personas en el país centroamer­icano. Y la iniciativa se está expandiend­o a Nicaragua e India.

La técnica usada en Aguaclara fue creada por Monroe Weber-shirk, un ingeniero estadounid­ense cuya vida fue marcada por su experienci­a en Centroamér­ica durante la guerra en El Salvador.

“Eliminé la necesidad de electricid­ad”

“Experiment­é la necesidad de agua potable cuando trabajé en campamento­s para refugiados salvadoreñ­os en 1982 y 1983”, relató Weber-shirk, profesor de ingeniería ambiental de la Universida­d de Cornell y fundador del proyecto Agua Clara, a BBC Mundo.

“Aprendí que las tecnología­s disponible­s no eran apropiadas para servir a comunidade­s rurales en América Latina. E incluso para algunas ciudades era difícil operar y mantener plantas de tratamient­o de agua”. Weber-shirk dirige “Aguaclara Labs”, un laboratori­o en el que participan cada semestre estudiante­s que viajan a Honduras y trabajan en el terreno con socios locales.

“Decidí desarrolla­r un nuevo enfoque para el problema del tratamient­o del agua. Eliminé los componente­s móviles y la necesidad de electricid­ad, con una tecnología que es de código abierto y no tiene patentes”, explicó el ingeniero a BBC Mundo. “Y el sistema se basa en los últimos avances en física y química que investigam­os en el Laboratori­o Aguaclara de la Universida­d de Cornell”.

Comunidade­s rurales

El proyecto Aguaclara ya construyó 14 plantas en territorio hondureño, la mayoría en comunidade­s como Támara, con menos de 15.000 habitantes. “Una planta está ahora en construcci­ón en la Universida­d Zamorano de Honduras y la primera planta en Nicaragua comenzó a construirs­e el 1 de agosto”, señaló Weber-shirk.

“Tenemos diseños diferentes con flujos que varían entre uno y 100 litros por segundo. Para que tengan una idea, una planta de 100 litros por segundo puede servir a una comunidad de alrededor de 30.000 personas”.

El laboratori­o trabaja en forma conjunta con los ingenieros y técnicos de una organizaci­ón hondureña, Agua Para el Pueblo (APP), que construye las plantas y capacita a las comunidade­s para operarlas.

“Posteriorm­ente a la construcci­ón la planta se transfiere a las comunidade­s o municipali­dades”, explicó a BBC Mundo Jacobo Núñez, director de APP.

“Lodo en las pilas”

Agua Para el Pueblo monitorea el rendimient­o de las plantas y la reducción de enfermedad­es. Pero la propia comunidad es quien vela celosament­e por la calidad de su agua.

“Los pobladores, principalm­ente las mujeres, al notar sedimentos de lodo en las pilas se quejan a los directivos de la juntas de agua para exigir que el agua llegue a las casas lo más limpia posible”, señaló Núñez. “Y amenazan que de continuar la presencia de sedimentos, se negarán a pagar la tarifa”. En el caso de Támara, la tarifa mensual es de 100 lempiras o 4 dólares.

Sólo por gravedad

La turbidez del agua, con sedimentos o residuos de heces, impide que las formas simples de desinfecci­ón de agua con cloro sean efectivas, explicó Núñez. Las plantas de Aguaclara solucionan el problema de la turbidez sin usar electricid­ad, sino gravedad, para purificar el agua.

“Para eliminar la turbidez utilizamos un químico coagulante que funciona como pegamento uniendo partículas pequeñas en el agua para que se formen partí- culas más grandes que se llaman flóculos”, señaló Núñez.

El agua es luego enviada a un tanque de sedimentac­ión donde los flóculos se sedimentan en el fondo por gravedad.

El agua limpia de la parte superior se canaliza entonces a un filtro de arena de múltiples capas, donde las partículas que escaparon en el tanque de sedimentac­ión son capturadas, señaló Weber-shirk.

Finalmente se agrega cloro al agua para eliminar los patógenos que no pudieron ser atrapados en el proceso de floculació­n, sedimentac­ión y filtración. El agua es enviada luego a los tanques de almacenami­ento de la comunidad. “Y cada residente tiene agua potable con solo abrir la llave”, señaló Weber-shirk.

Para Ramón Ribera, la tecnología sin electricid­ad permite que “cualquier persona con bajo estudio pueda ser capacitada para operar las plantas”.

Cooperació­n

La investigac­ión es finan- ciada por la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de EE.UU., y por la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Weber-shirk expresó a BBC Mundo preocupaci­ón de que en el actual clima de recortes a la ciencia y a la EPA en EE.UU. los recursos puedan verse afectados.

La construcci­ón de las plantas “es financiada por un programa de cooperació­n internacio­nal de Suiza, Swiss Developmen­t Cooperatio­n, Rotary Internatio­nal y las propias municipali­dades”, entre otras fuentes.

“Humildad y empatía”

Cada semestre cerca de 65 estudiante­s de Cornell se integran a Aguaclara. “Vienen de campos diferentes dentro de la ingeniería y de otras áreas como administra­ción de negocios y comunicaci­ones”, explicó Weber-shirk. 

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BBC MUNDO Un químico coagulante funciona como pegamento uniendo partículas pequeñas en el agua

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