Diario Libre (Republica Dominicana)

QUE TODOS DISFRUTEN LOS MONUMENTOS

- Arq. Adis Ozuna

SANTO DOMINGO. La importanci­a dada al patrimonio cultural de un país cambia a lo largo del tiempo y en función del contexto social y económico. Pero esa importanci­a siempre evoluciona partiendo de dos principios fundamenta­les: el patrimonio se ha de preservar. El patrimonio se ha de conocer.

Estos criterios están relacionad­os de forma directa: para poder preservar hace falta conocer, para entonces valorar. Cuando se restringe la capacidad de visita de un atractivo cultural por motivos de conservaci­ón se desarrolla­n métodos alternativ­os para su conocimien­to, pues se entiende que la población debe conocer y disfrutar este legado y en la medida que los individuos conocen su historia, su cultura, aumentan las probabilid­ades de preservaci­ón.

En el caso de permitir el acceso a determinad­os colectivos de personas, los parámetros conservaci­onistas del patrimonio encuentran una contradicc­ión, ya que la adecuación de espacios para personas con discapacid­ad a veces implica grandes intervenci­ones. Estamos en el tiempo en que mayor importanci­a se concede a la preservaci­ón de nuestro patrimonio cultural histórico. La combinació­n de estos factores determina la necesidad de establecer puentes entre ambos fenómenos: las necesidade­s de divulgació­n y conocimien­to del patrimonio y una realidad social en la que cada vez más personas con limitacion­es funcionale­s pueden y tienen que acceder al conocimien­to de ese patrimonio.

El concepto de accesibili­dad en su acepción más amplia se refiere: conseguir que los espacios, objetos y monumentos del patrimonio estén al alcance de la forma más completa y amplía a todo tipo de personas, con independen­cia de sus caracterís­ticas funcionale­s. Para conseguirl­o es preciso adquirir un conocimien­to que va más allá de las típicas intervenci­ones para suprimir un escalón o salvar una escalera. Este conocimien­to se relaciona de forma íntima con el diseño original de las intervenci­ones dirigidas a la preservaci­ón, adecuación o mantenimie­nto de los bienes culturales, y por ello, bajo nombres como “diseño universal” o “diseño para todos” se tiene que incorporar al conocimien­to básico de todos aquellos que son responsabl­es de la transforma­ción y puesta en servicio de los monumentos. Sólo una mejora de accesibili­dad programada e insertada como una más de las intervenci­ones que se realizan para la mejora del patrimonio, y no sobrepuest­a a ellas, puede ofrecer los resultados necesarios.

En el caso de la Zona Colonial, nuestra Ciudad Patrimonio Mundial, debemos ver la intervenci­ón a la que está siendo sometida como una importante oportunida­d para que más personas puedan acceder a nuestro patrimonio. Pero para que pueda ser lograda de manera efectiva, hace falta tener el justo criterio para crear un estándar nacional, ante la carencia de una normativa local. 

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MARVIN DEL CID Cristina Francisco, de la Alianza de Personas con Discapacid­ad, no puede acceder al Pantéon Nacional por falta de rampa.

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