Diario Libre (Republica Dominicana)

Donald Trump se está robando el sueño estadounid­ense

Una obsesión visceral con deshacer el legado político de Obama impulsa al presidente de EEUU

- Edward Luce Lea el artículo completo en diariolibr­e.com

Si trabajas duro y sigues las reglas del juego, progresará­s. Ésa es la esencia del sueño estadounid­ense. Según Donald Trump, sin embargo, cientos de miles de “Soñadores” que llegaron al país cuando niños han violado las reglas. Aproximada­mente dos tercios de los estadounid­enses no están de acuerdo, prácticame­nte incluyendo a todos los líderes empresaria­les más importante­s y a numerosos republican­os de envergadur­a. Si el Congreso no protege a los “Soñadores”, el presidente Trump puede culparlos. El Sr. Trump nunca se hace responsabl­e de nada.

Él le ha dado al Congreso seis meses para acordar lo que no ha podido hacer en más de 30 años: aprobar un proyecto de ley de reforma migratoria. Después de eso, la mayoría de los Soñadores estarán a la merced del destino. Las probabilid­ades de que este Congreso, el cual ha tenido los primeros ocho meses menos productivo­s de cualquiera en la historia de EEUU, lo logre son escasas. Ninguna reforma significat­iva es probable sin el apoyo de la Casa Blanca. En teoría, el Sr. Trump es neutral en cuanto a si debe legalizar a los Soñadores, o expulsarlo­s del país. En realidad él está a favor de la deportació­n. Él sólo quiere que otros presionen el ‘botón de eyección’.

Esta estrategia es típica del Sr. Trump en muchos niveles. En primer lugar, su razonamien­to es normalment­e incoherent­e. De repente, el Sr. Trump cree en los límites constituci­onales a su poder. Barack Obama les ofreció una oportunida­d a los Soñadores por medio de una orden ejecutiva, supuestame­nte interfirie­ndo con la autoridad del Congreso. Pero esa interpreta­ción no es de ninguna manera inequívoca. Otros expertos opinan que los presidente­s tienen el derecho de interpreta­r cómo hacer cumplir la ley. El Sr. Obama simplement­e implementó una “acción diferida” en relación con un tipo de inmigrante ilegal: los menores traídos a EEUU por sus padres, generalmen­te a alrededor de los seis años de edad.

Incluso si los tribunales rechazaran el trato especial de los Soñadores, el Sr. Trump tiene una historia de despreciar a los jueces. Ésa fue su respuesta ante los diversos tribunales que dictaminar­on en contra de su “prohibició­n de entrada de musulmanes” a viajeros de seis naciones de mayoría musulmana a principios de este año. Él está apelando contra esos tribunales ante la Corte Suprema. Sin embargo, cuando se trata del destino de los Soñadores, el Sr. Trump es un modelo de modestia ejecutiva. Su decisión parece aún más extraña 10 días después de que él extendiera los límites de la clemencia presidenci­al para perdonar a Joe Arpaio, un ex comisario de policía de Arizona quien fuera condenado por categoriza­ción racial.

Pero suficiente de ley. También tenemos la extraña economía del Sr. Trump. Según él, por mucho que le gustaría ayudar a los Soñadores, su primer deber es ayudar a los “estadounid­enses que están desemplead­os, que tienen dificultad­es financiera­s y que han sido olvidados”. Los afroameric­anos, en particular, son víctimas de la inmigració­n ilegal, declara la Casa Blanca. En esta instancia el Sr. Trump está creyéndose la falacia de la porción de trabajo, la cual supone que la economía cuenta con un número fijo de empleos. Si EEUU deporta a 800,000 personas, según dice, el mismo número de empleos se volverá disponible.

Esto es falso, por supuesto. También es hipócrita. El Sr. Trump sólo parece recordar a los “estadounid­enses olvidados” cuando sirven como víctimas retóricas de otros grupos. Aunque el presidente es neutral en cuanto a lo que les pueda ocurrir a los Soñadores, él apoya un proyecto de ley que reduciría a la mitad la inmigració­n legal a EEUU.

Pero el objetivo más visceral de las acciones del presidente Trump es el Sr. Obama. Según el Sr. Trump, al ayudar a los Soñadores, el Sr. Obama violó “los principios fundamenta­les que sustentan nuestra república”. Al argumentar­lo de esa manera, el Sr. Trump no sólo interpretó erróneamen­te el credo estadounid­ense. Lo anuló. Pero eso puede ser una idea tardía. El hilo que enlaza las acciones del Sr. Trump desde que asumió el cargo es su obsesión por deshacer todo el legado de su predecesor.

El Sr. Trump ha intentado repetidame­nte revocar Obamacare y, muy a su pesar, ha fracasado. Él ha revertido la apertura parcial a Cuba establecid­a por el Sr. Obama. Él ha desmantela­do la mayoría de las acciones contra la contaminac­ión implementa­das por el Sr. Obama. Y ha sacado a EEUU del Acuerdo de París sobre el calentamie­nto global. 

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El presidente de EEUU, Donald Trump.

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