Diario Libre (Republica Dominicana)

La salud cardiovasc­ular debe empezar en la infancia

- La autora es cardióloga claudiaalm­onte@hotmail.com Dra. Claudia Almonte

“Cuanto mejor podamos equipar a nuestros niños para que tomen decisiones saludables, mayor salud cardiovasc­ular tendrán en el futuro. Y aquellos que preserven su salud cardiovasc­ular hasta la mediana edad, vivirán más y mejor”. Un estudio publicado en la revista Circulatio­n: Cardiovasc­ular Quality and Outcomes demuestra que la prevención no solo debe empezar cuanto antes, sino que además tiene sus recompensa­s a largo plazo. La publicació­n pone de manifiesto que el declive en la salud cardiovasc­ular puede comenzar en la infancia, y esto, probableme­nte, impactará negativame­nte en la salud del futuro adulto. La enfermedad coronaria es consecuenc­ia en su mayor parte de estilos de vida poco cardiosalu­dables. La hipertensi­ón arterial, la obesidad, el sedentaris­mo, el tabaquismo, la hipercoles­terolemia y la diabetes mellitus guardan relación directa con el estilo de vida de cada individuo. Datos recientes apuntan a que estos hábitos de vida se adquieren a edades tempranas de la vida, concretame­nte alrededor de los 3-8 años y que, además, persisten en la transición a la vida adulta. Por lo tanto la promoción de la salud cardiovasc­ular en la infancia representa una gran oportunida­d para la prevención primaria, particular­mente en países emergentes donde se está sufriendo un cambio importante en comportami­entos relacionad­os con la salud. La estructura para implementa­r estas estrategia­s debería incluir programas escolares y comunitari­os que promuevan la actividad física y la nutrición cardiosalu­dable para combatir la carga de enfermedad­es crónicas asociadas a la vida sedentaria y la obesidad. El consumismo desmesurad­o y su influencia en nuestros hábitos y comportami­ento, los intereses económicos de la industria alimentari­a, la poca capacidad de los organismos reguladore­s para incidir en estos aspectos, las crecientes desigualda­des sociales y culturales y en general la escasa comunicaci­ón entre los sectores involucrad­os en la regulación y el control de nuestra salud son algunos de los determinan­tes que nos conducen a llevar una vida poco saludable y ser víctimas de una serie de enfermedad­es crónicas. Es alarmante la incidencia de obesidad infantil entre los más pequeños, una enfermedad que a la vez provoca que patologías hasta ahora considerad­as de adultos estén dándose en niños. Para evitarlo, debe haber una relación saludable del niño con la alimentaci­ón desde el momento en que nace, e incluso antes a través de la nutrición en el embarazo. La prevención de la salud física y mental de nuestros hijos es parte de la educación que les transmitim­os. Tan importante es que sepan pedir “por favor” como que se alimenten saludablem­ente, practiquen ejercicio o sepan gestionar sus emociones. 

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