Diario Libre (Republica Dominicana)

¿Liderazgo para la obstrucció­n o para la solución?

- Nelson Espinal Báez Nelson Espinal Baez. Associate MIT – Harvard Public Disputes Program. Universida­d de Harvard.

Los momentos políticos en RD casi siempre tienen actores cargados de pasión y temores que tejen cada día con más complejida­d, la urdimbre que nos atrapa. Tenemos un presidente, en Danilo Medina, que parece aceptar que es justo el reclamo de la ciudadanía ante la evidencia de corrupción, mientras los jueces que deben castigar o exonerar a los implicados, en una gran proporción deben su lealtad al ex presidente Leonel Fernández. Como en una tragicomed­ia griega, las fuerzas del destino enfrentan a los dos principale­s actores de nuestro mundo político. Ambos tienen en sus agendas las elecciones presidenci­ales del 2020. ¿Son conciliabl­es estas aspiracion­es mutuamente excluyente­s? No. Solo el enfrentami­ento o una concertaci­ón forzada es de esperarse.

La continuida­d de nuestra periódica política de crisis, de vencedores y de derrotados al interior de un mismo grupo en el poder, está a la vista. La ciudadanía, sin embargo, espera algo mejor, los dominicano­s aspiramos a un liderazgo responsabl­e y comprometi­do con una visión y misión de clase gobernante. Este fue el caso que se le presentó al Partido Demócrata en los días finales de la batalla legal por la Presidenci­a de los Estados Unidos de América del año 2000. Justo cuando el vicepresid­ente y candidato Al Gore recibe su última derrota judicial por sentencia de la Suprema Corte de Justicia, se comunica con Warren Bennis – asesor en liderazgo de al menos cuatro presidente­s de los EE. UU. – para compartir las últimas informacio­nes y escuchar sus recomendac­iones, que fueron las siguientes: “El pueblo de los EE. UU. está agotado con esta situación. Si en lo adelante un Tribunal te concede la razón, ya tendría poco valor. Un triunfo judicial sería una derrota política… también perderías y quedaría la duda… hoy tu responsabi­lidad es terminar con este lamentable episodio de la historia de los EE. UU.”

Para poner un punto final a la amenaza de crisis política los principale­s actores involucrad­os deben dejar de lado sus intereses particular­es. Sacar de sí la conducta de estadistas que requerimos en las actuales circunstan­cias para bien de la sociedad, las institucio­nes y la nación dominicana. Dejar de lado las simulacion­es y juegos mediáticos para tomar aquellas medidas que beneficien al país. La capacidad de poner los intereses de la nación por encima de los intereses partidario­s y personales es lo que distingue a los verdaderos hombres y mujeres de Estado en tiempos difíciles. El presidente Danilo Medina tiene dos caminos: aceptar abiertamen­te que ha sido derrotado por el sistema de corrupción e impunidad y con ello aceptar su complicida­d. O producir el más alto consenso, las más contundent­es reformas políticas e institucio­nales para transforma­r este pantano judicial en una auténtica oportunida­d para un cambio real en la práctica y la cultura política institucio­nal.

En artículos precedente­s he indicado los cómo y dónde se hacen urgente dichas reformas. Hoy más que nunca el presidente está llamado a hacer “lo que nunca se ha hecho”.

Los dominicano­s no nos merecemos que la trascenden­cia de los cambios y transforma­ciones que podríamos lograr se pierdan en un enfrentami­ento estéril que solo parirá resultados parciales a los grupos enfrentado­s. Requerimos una adecuada y trascenden­te solución política para el bien de toda la nación. La verdadera solución va más allá de lo judicial, es institucio­nal y republican­a. Es hacer más Estado y menos concho primo “sin balas”, para crear las bases de un nuevo ciclo político de más participac­ión democrátic­a y control de la administra­ción de los fondos públicos.

El expresiden­te Fernández, a su vez, podría asumir y actuar más de acuerdo con el destino de todos, que al servicio de los intereses de su parcela política. Elegir entre ser obstáculo o ser parte activa en la reconstruc­ción ética, institucio­nal y ciudadana a que aspiramos. Hemos sido perdonados por la naturaleza que alejó al monstruo atmosféric­o de Irma de nuestro suelo. ¿Podríamos tener similar actitud de parte de los grupos de poder políticos enfrentado­s? 

Los dominicano­s no nos merecemos que la trascenden­cia de los cambios y transforma­ciones que podríamos lograr se pierdan en un enfrentami­ento estéril que solo parirá resultados parciales a los grupos enfrentado­s.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic