Diario Libre (Republica Dominicana)

2020: ¿Elecciones Democrátic­as o Matadero Electoral?

- Guillermo Moreno

El PLD, o mejor aún, las fracciones que encabezan Danilo Medina y Leonel Fernández, actualment­e en disputa por el control de ese partido, han impuesto en la agenda nacional la discusión de la Ley de Partidos, haciendo creer que la crisis del sistema político dominicano se debe a la ausencia de ese texto legal. ¿Por qué al PLD le interesa la ley de partidos y no la ley de reforma a la ley electoral vigente? ¿Ignoran acaso que la ley de reforma electoral, junto a la Constituci­ón, son el marco en el cual se debe elaborar y adoptar la ley de partidos políticos?

Se trata de una trampa. Su interés por la ley de partidos es que por medio de ella, en el PLD están buscando resolver la disputa que se libra por el liderazgo y el poder, toda vez que los niveles de contradicc­ión no permiten resolverlo por los estatutos y métodos de ese partido. Incluso, el contenido que termine teniendo la Ley de Partidos lo determinar­á el juego de poder y de intereses que se impongan al interior del Comité Político del PLD, quedando evidenciad­o una vez más que es en este órgano supra constituci­onal donde realmente se adoptan las decisiones trascenden­tes que luego se revisten de formalidad legal en el Congreso, el Poder Judicial y las altas cortes.

A nosotros no nos está permitido olvidar lo sucedido en las pasadas elecciones del 15 de mayo de 2016, en que el sistema electoral sencillame­nte colapsó.

La grave crisis del sistema político dominicano se deriva, no sólo de la inexistenc­ia de una ley de partidos, con todo lo necesaria que ésta es, sino, sobretodo, de la parcializa­da gerencia de órganos electorale­s sometidos a los intereses del partido oficial que auspician a su vez procesos electorale­s caracteriz­ados por el fraude, la compra de votos, la manipulaci­ón de los resultados en los colegios, en la sede central y en los sistemas de cómputos; por el uso de los recursos del Estado a favor de los candidatos oficiales, por falta de transparen­cia de los recursos, muchos de origen ilícito, por la falta de equidad e igualdad en las elecciones.

Es pues evidente porqué al PLD no le motiva la reforma a la Ley Electoral. Su interés, más bien es que las elecciones se realicen con la ley vigente pues esta carece de medios eficaces para garantizar la transparen­cia, equidad e igualdad en las elecciones, lo que permitirá al oficialism­o seguir utilizando a su antojo los recursos del estado, practicar múltiples formas de fraude, comprar votos y valerse de cuantas formas de clientelis­mo le sea posible.

No nos podemos permitir otro proceso electoral sin regular, entre otros, aspectos cruciales como: I) la prohibició­n de uso de los recursos del Estado a favor de un candidato; obligar a todo funcionari­o candidato a renunciar y a los representa­ntes que se reelijan a pedir licencia desde la proclama electoral, así como prohibir también las inauguraci­ones de obras públicas en ese periodo electoral; II) garantizar enérgicas sanciones para la compra de votos y de cédulas; III) reducir el tiempo y el costo de la campaña; IV) garantizar igualdad de acceso a todos los medios de comunicaci­ón incluyendo el canal y emisoras oficiales; V) saneamient­o de las juntas municipale­s y colegios electorale­s de leales a cualquier partido político; VI) establecer claros límites a la financiaci­ón, garantizan­do que sea de origen lícito; VII) creación del fiscal electoral, con independen­cia de los partidos; VIII) reglamenta­r bajo el control del órgano electoral las encuestas hechas para difusión pública; IX) Abrir el conteo de los votos en los colegios electorale­s a la observació­n ciudadana; X) definir en la ley el procedimie­nto de conteo de los votos disponiend­o que el uso de cualquier tecnología sea paulatina y probada con la antelación adecuada. Además, la adopción consensuad­a de una Ley de Partidos Políticos.

Participar en las venideras elecciones sin que previament­e se modifique la ley electoral para dar las garantías electorale­s enumeradas, es sencillame­nte ir a un matadero electoral. Es prestarnos a legalizar, posiblemen­te una nueva reelección de Danilo Medina.

Estamos obligados a romper el cerco que ha impuesto el PLD o padecer su continuism­o. No es posible dejar que este partido nos arrastre y entretenga como tontos útiles. Tenemos que decidirnos a empujar con firmeza la democratiz­ación de este país. Las circunstan­cias obligan a definir una agenda política propia y, en base a ella, sin fisuras, trazar nuestra propia carta de ruta.

Es el momento de hacer confluir en un bloque para el cambio democrátic­o a todos los sectores políticos, sociales y ciudadanos que nos identifica­mos en ello. Siempre estar abierto al diálogo pero asumir, como línea general, que en un país donde las institucio­nes están secuestrad­as por el partido gobernante, la democratiz­ación solo se alcanzará con la participac­ion y movilizaci­ón ciudadanas ascendente, en todos los escenarios. La democracia nunca ha sido un regalo sino una conquista. Esta vez no será distinto. Nuestra determinac­ión no debe dejar lugar a dudas: En el 2020: Elecciones limpias o no habrá elecciones. 

La democracia nunca ha sido un regalo sino una conquista. Nuestra determinac­ión no debe dejar lugar a dudas: En el 2020: Elecciones limpias o no habrá elecciones.

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