Diario Libre (Republica Dominicana)

Nuevas caras por la democracia

- Freddy Jacobo Majluta Issa

En la actual coyuntura, los honorables miembros de la Junta Central Electoral tienen una gran responsabi­lidad sobre sus hombros para el mantenimie­nto y perfección de la democracia dominicana, de cara al proceso de aprobación de la nueva Ley de Régimen Electoral y de Partidos y Agrupacion­es Políticas.

Se ha puesto en evidencia que tanto los partidos políticos mayoritari­os como los numerosos, y en su mayoría inoperante­s, partidos minoritari­os están sustentand­o sus propuestas desde el punto de vista de sus intereses particular­es, a fin de mantener su subsistenc­ia bajo un sistema que hoy día está en crisis y que amenaza con la desvincula­ción de los ciudadanos de los mecanismos democrátic­os y cívicos relacionad­os con el ejercicio de sus derechos individual­es y colectivos.

Así pues, a pesar de que en las últimas décadas los dominicano­s han participad­o en abrumadora mayoría en los procesos electorale­s apoyando a una que otra organizaci­ón de las que hasta ahora han ejercido su hegemonía partidista, para un importante segmento de la población, son decisiones que han sido forzadas por la inercia o que han sido motivadas en el mal menor.

Estamos ante una muy buena oportunida­d para revertir la inconformi­dad y el desaliento que sienten los ciudadanos hacia la actividad política por la esperanza y el entusiasmo que los motive a participar activament­e en la construcci­ón y desarrollo del proceso democrátic­o y en las soluciones de los problemas nacionales que les aquejan. Un chance que no se puede dejar pasar.

Y es la JCE el “Chapulín Colorado” con quien cuenta la nación dominicana para que defienda con tesón un marco jurídico generador de nuevas opciones políticas potables que cubran las expectativ­as y necesidade­s de la población, que obligue, a su vez, a hacer más eficientes, transparen­tes y actualizad­as a las agrupacion­es políticas tradiciona­les; un sistema que sirva de purga de ofertas políticas obsoletas, clientelis­tas y fracasadas; un sistema que garantice la sana competenci­a y que promueva la competitiv­idad de los actores políticos.

Es imperativo el surgimient­o de nuevas fuerzas políticas, atinadas, comprometi­das con los intereses generales, contentiva­s de talentos diversos, propositiv­as, modernas, que se concentren en las soluciones de los problemas nacionales con método de trabajo y eficiencia. Esto va más allá del interés de complacer a un determinad­o sector de la sociedad: se trata de mantener y fortalecer la democracia. Se requiere de nuevas organizaci­ones y nuevas caras dispuestas a hacer los cambios que esperan los dominicano­s. 

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