La valla del Sr.alcalde

La valla que Don Abel Martínez colocó a la entrada de Santiago para escarnio de las empresas deudoras del ayuntamiento que dirige, abre las puertas a muchas preguntas y a otras tantas ideas.

Si funciona, podemos inaugurar una temporada de vallas de lo más interesante. A las puertas del Congreso, la lista de legisladores que no hacen su declaración de bienes. O un recuento de contratos sospechosos de adendas ilegales. Ante la DGII, un registro de los pequeños empresarios ahogados por el anticipo. A la entrada de la OMSA, los casos en tribunales de sus pasados incumbentes. Frente a la OISOE, Obras Públicas y Educación y por orden alfabético, los nombres de los contratistas que tienen deudas por cobrar. En la fachada del Ministerio de Medio Ambiente, las empresas reincidentes en vertido de residuos al río más cercano. En cada oficina pública, la nómina de empleados sin funciones con subrayado en parientes enchufados. Ante la Procuraduría, una valla (doble) de casos engavetados o resueltos sin resolver, con conteo regresivo de los días que faltan para retomar el caso Odebrecht. (Para esto se recomienda un plasma). En el Ministerio de la Juventud, bien explicadas, las razones por las que hay que cerrarlo. Ante el Colegio Médico, el listado de epítetos (sin censura) que inspiran sus huelgas. Ante la ADP, el mismo formato con corrector de ortografía. Ante los bancos, el listado definitivo de comisiones que deberían, por pudor, dejar de cobrar.

Pero volviendo a la valla de Santiago, la pregunta es la siguiente: si el alcalde de la segunda ciudad del país no confía en las vías legales, ni ha logrado cobrar por los procedimientos ordinarios las deudas que dice tener... ¿cómo podemos los ciudadanos de a pie creer que la Justicia va a atender nuestros problemas ?

¿Qué nos queda, entrarnos a vallazos?  Iaizpun@diariolibre.com