Sombras sobre la apertura

El entusiasmo por apertura de las relaciones entre Cuba y EEUU ha disminuido

Amedida que se oscurecen las perspectivas de acercamiento entre Cuba y su poderoso vecino del norte, decaen las expectativas de grandes negocios agrícolas, urbanísticos, industriales y turísticos. La apertura de relaciones diplomáticas, auspiciada por el gobierno de Obama, dio paso a múltiples iniciativas para emprender actividades económicas conjuntas entre empresarios estadounidenses y dependencias del gobierno cubano. Hoy ese entusiasmo ha disminuido marcadamente.

Que para hacer negocios en Cuba hubiera que entrar en algún tipo de acuerdo u asociación con entes oficiales cubanos, no fue visto como un obstáculo insalvable por las corporaciones privadas interesadas en poner un pie en la isla, o, en muchos casos, retornar a ella. De hecho, andar de la mano con el gobierno sería hasta cierto punto una garantía de que los procesos y autorizaciones se moverían por la vía rápida. Sólo el espinoso asunto de las compensaciones por expropiaciones pasadas podía dar lugar a problemas legales que entorpecieran las negociaciones, pero las soluciones estaban puestas sobre la mesa y los fondos con ese propósito identificados.

Tanto había por hacer en materia de infraestructura vial, energía eléctrica, facilidades hoteleras, producción de bienes de consumo, exportación de artículos tradicionales, redes de comunicaciones, informática y muchos otros segmentos de la economía, que las oportunidades parecían ser ilimitadas. El gobierno cubano, sin embargo, no parece haber puesto demasiada confianza en los frutos de la apertura. Mantuvo su línea política y su control sobre la economía, sabiendo que los vientos políticos en Washington podían variar súbitamente. Cuenta con el acercamiento a Europa y con el apoyo de su aliado venezolano.

También se han reducido los temores en cuanto a la competencia que para la República Dominicana la apertura podía provocar, por lo menos en lo que concierne al mercado de los EE.UU. 