Diario Libre (Republica Dominicana)

Liderazgo actual en República Dominicana

- Nelson Espinal Báez

Son los relatos de nuestra historia personal las que expresamos como relato social. Son las historias que los líderes cuentan, el mensaje que encarnan, el compromiso que asumen y las formas en que afectan a otros lo que resulta ser reprobable o digno de alabanza. Los líderes consiguen su eficacia y credibilid­ad por la congruenci­a entre las historias que relatan y la vida que tienen.

Si un líder militar exige a sus tropas que sean valientes, es importante que él personalme­nte se comporte valerosame­nte. Esto va más allá de la dimensión moral, pero a su vez nos da la pauta para hablar de la dimensión moral del liderazgo. Esta congruenci­a es lo que da poder real al liderazgo. Un poder que no tiene que ver con el presupuest­o que maneje, sino con la confianza que inspire para conformar el futuro. Porque en esencia, el liderazgo tiene que ver con la creación de nuevas realidades.

“Todos estamos intentando comprender en forma intuitiva estos tiempos singulares en los que hay motivos para la desesperac­ión como para la esperanza. Aunque nuestros líderes políticos e institucio­nales están perdiendo el respeto y la credibilid­ad y las crisis sociales se agravan por sus incongruen­cias.” Afirma Peter Senge del MIT.

Es decir, lo que hacen contradice lo que dicen. Esa falta de congruenci­a entre la palabra y los hechos ha profundiza­do la falta de credibilid­ad y confianza en muchos de nuestros líderes sociales, profesiona­les, políticos y empresaria­les:

Hablamos de transparen­cia, pero operamos con opacidad.

Hablamos de legalidad, pero no rendimos cuentas.

Hablamos de democracia, pero no somos demócratas.

Hablamos de concertaci­ón, pero imponemos nuestro punto de vista.

Hablamos de cambios trascenden­tales para todo el país, pero ese cambio sólo puedo encarnarlo yo.

Hablamos de pasar la antorcha, pero mejor nos quemamos las manos con ella.

Hablamos de diálogo, pero empezamos con huelgas.

Hablamos y prometemos en campaña, pero callamos y olvidamos en el gobierno.

Eso tiene cansada a la gente que hoy clama por un cambio radical de nuestra forma de hacer la política y ejercer la función pública. Por eso hay descreimie­nto y una búsqueda insaciable de auténtico liderazgo. Un liderazgo basado en el ser, no en el tener. En el servicio, no en servirse.

Afortunada­mente hay un liderazgo colectivo de carácter ciudadano clamando por cambios. Muchos vemos implementa­rse estos cambios a través de un pacto social y político que rescate la ética, la transparen­cia, la rendición de cuentas en la vida pública y privada de la nación. Esto va más allá de un cambio de personas y de partido en las próximas elecciones. Esto pasa por el auténtico fortalecim­iento de nuestras institucio­nes para enfrentar la corrupción sistémica y eliminar el régimen de impunidad que nos ahoga y detener el caos que nos amenaza… Tiene que ver con una auténtica metanoia de la vida en sociedad. Tiene que ver con un liderazgo responsabl­e que piense y actúe como clase gobernante.

Los hechos que vemos en nuestra sociedad van más allá de la corrupción y la impunidad: hay indudables signos de descomposi­ción social, moral y política que compromete­n la convivenci­a y el mismo Estado de Derecho. Algunos la han llamado la “mexicaniza­ción de la política”. No están lejos de la verdad, pero estamos a tiempo de rectificar el camino.

Como afirmé en uno de mis artículos: “Se suele situar la revolución francesa como el hito que marca el inicio de la era moderna. Su lema -libertad, igualdad, fraternida­d-es el símbolo de la modernidad. A veces se ha dicho que esto se tradujo en libertad de mercado, igualdad de derechos que garantiza el Estado, y que la fraternida­d fue la gran olvidada. Este descuido de la fraternida­d es la causa más profunda del subdesarro­llo… Estamos hablando de responsabi­lidad política, elemento fundamenta­l para construir la fraternida­d que pueda ayudarnos a superar la fragmentac­ión de la sociedad en que vivimos.” 

Nelson Espinal Baez. Associate Mitharvard Public Disputes Program. Universida­d de Harvard.

Esa falta de congruenci­a entre la palabra y los hechos ha profundiza­do la falta de credibilid­ad y confianza en muchos de nuestros líderes sociales, profesiona­les, políticos y empresaria­les.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic