Diario Libre (Republica Dominicana)

Alibaba y el Día de los Solteros desencaden­an una revolución del consumidor en China

Un enfrentami­ento entre las compras de mercancía en línea y la disciplina del partido del Estado pudiera estar aguardando

- John Gapper

Este sábado es el Día de los Solteros, el cual Alibaba — el gigante chino del comercio electrónic­o — ha convertido en el mayor acontecimi­ento de compras de mercancía de moda y de regalos del mundo. Este día representa el clímax de un “festival de compras y de entretenim­iento” que fácilmente excede las ventas del Viernes Negro y del Lunes Cibernétic­o en EEUU.

Los compradore­s chinos gastaron US$18 mil millones en línea el 11 de noviembre del año pasado, el 82% de ellos utilizando dispositiv­os móviles. Este año, 140,000 marcas, incluyendo 60,000 nombres internacio­nales, están ofreciendo 15 millones de artículos para la venta. El Día de los Solteros es una expresión del poder del comercio electrónic­o chino.

Las cantidades, aunque enormes, subestiman la importanci­a del fenómeno. China está experiment­ando una revolución del consumidor comparable a la que ocurrió en Europa durante el siglo XVIII, y que culminó con la invención de las tiendas por departamen­to en el siglo XIX. Alibaba y competidor­es como Jd.com están haciendo que el comercio electrónic­o no sólo sea eficiente, sino también entretenid­o.

El Día de los Solteros, el cual Alibaba llama 11.11, comenzó como una celebració­n por parte de los estudiante­s en Nanjing, y se ha convertido en un desfile en línea que estimula un frenesí de compras. David Hill, el productor de su programa que cuenta regresivam­ente el viernes por la noche, habla de montar “una suntuosa experienci­a que es emocionalm­ente satisfacto­ria y que ofrece una recompensa psíquica que activa a las personas para que se conecten en línea a la medianoche”.

Es importante tener en cuenta el contraste con las compras en línea en EEUU y en Europa, el cual obtiene su atractivo de la escala y del precio, en lugar del entretenim­iento. Si deseas diversión, visita un centro comercial o una boutique de moda; si deseas algo de manera económica y convenient­e, ve a Amazon para que te lo entreguen a domicilio. Jeff Bezos, el fundador de Amazon, ha hecho todo lo posible para eliminar las fricciones de las compras.

La diferencia refleja el abismo entre EE.UU. y China en el desarrollo de las ventas minoristas físicas. Los estadounid­enses cuentan con numerosas opciones en cuestión de lugares para hacer compras, razón por la cual el Sr. Bezos se enfocó primero en la eficiencia que sólo una plataforma digital puede brindar. China es un mercado menos maduro fuera de las grandes ciudades, y el Tmall de Alibaba y Jd.com venden marcas globales en línea que los compradore­s no pueden adquirir de otra manera.

Estas compañías tienen que ofrecer la experienci­a completa de comprar, incluyendo la diversión de curiosear y descubrir cosas. Alibaba llama a esto el “nuevo comercio minorista”, la integració­n del comercio electrónic­o con las tiendas, con aplicacion­es y realidad aumentada. “Yo realmente creo que ir de compras es divertido”, comentó Chris Tung, el director de marketing de Alibaba. “Cuando abres la caja, los latidos de tu corazón se aceleran ligerament­e”.

El crecimient­o de las compras en China refleja el pasado. “La novedad, la moda, la adaptación y la innovación — el combustibl­e de las sociedades de consumo — fueron el producto del intercambi­o entre el Oriente y el Occidente”, Frank Trentmann escribió en el libro ‘Empire of Things’ (imperio de cosas), su historia del consumismo global. La revolución del siglo XVIII comenzó con la importació­n a Europa de especias, café y té, junto con la porcelana de China.

Esto llevó a la creación de lujosas tiendas en los distritos comerciale­s de Londres, con grandes exhibidore­s de vidrio para los productos exóticos. Daniel Defoe describió en ‘El perfecto comerciant­e inglés’ en 1726 que los minoristas gastaban “dos tercios de su fortuna en acondicion­ar sus tiendas… en pintura y en baños de oro, en finos estantes, contravent­anas, cajas, puertas de vidrio, ventanas de guillotina y objetos similares”.

Ir de compras como teatro alcanzó su punto culminante en 1852 con la apertura de Le Bon Marché, una tienda por departamen­tos en París diseñada por su propietari­o Aristide Boucicaut para ser una “catedral de comercio”. Él quería que los compradore­s deambulara­n por sus diferentes departamen­tos “en este desorden organizado, perdido, motivado, loco” y que “sucumban ante las cosas que los atrapan en el camino”. 

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Ese día el año pasado, gastaron US$18 mil millones.

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