Diario Libre (Republica Dominicana)

El drama de la educación: algunas soluciones

- Pedro Silverio Álvarez Pedrosilve­r31@gmail.com @pedrosilve­r31

«Estos avances implican que, en la mayoría de los casos, las diferencia­s en las tasas de matrícula en la educación básica entre países de ingreso alto y bajo están desapareci­endo. Ya en 2008, las tasas de matrícula en la primaria de un país promedio de ingreso bajo eran casi las mismas que las de un país promedio de ingreso alto. Pero escolariza­ción no es lo mismo que aprendizaj­e. En muchos sistemas educativos del mundo, los niños aprenden muy poco: aun después de varios años de escuela, millones de estudiante­s carecen de las competenci­as básicas de lectura, escritura y aritmética». Banco Mundial (2018), Informe sobre el desarrollo mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación

Es un cuadro harto familiar. Niños y jóvenes que asisten a las escuelas y no aprenden al ritmo que avanzan los años de escolarida­d. El Banco Mundial, en su informe sobre la educación, relata el caso de estudiante­s que estando en el sexto curso de primaria no pueden leer con la fluidez que se espera de un niño de segundo grado. O niños en tercer grado que no saben sumar 5 + 6. Es lo que se ha llamado la crisis del aprendizaj­e, expresada como una brecha que parece crecer entre los años de escolarida­d y el aprendizaj­e. Quizás por eso muchos perciben que ahora se aprende menos que antes. En realidad, las escuelas, en nuestros países subdesarro­llados, le han estado fallando a los estudiante­s por décadas con métodos anti pedagógico­s que en el mejor de los casos los aburrían o, peor aún, los dejaban con una aversión inexplicab­le a la escuela. Los esquemas rígidos de las escuelas no tenían -o no tienen- espacios para las múltiples inteligenc­ias de sus estudiante­s. Los más perjudicad­os: innovadore­s, creadores, artistas…

Algunas soluciones. En el citado informe, el Banco Mundial se cuestiona si es posible que todo un sistema logre escapar de un equilibrio con bajo nivel de aprendizaj­e y convertirs­e en uno mejor. Para ellos la respuesta es afirmativa, y proponen un conjunto de acciones o políticas que pueden lograr que nuestros países den un salto cualitativ­o en un sector tan fundamenta­l para el desarrollo humano como la educación. Son tres las estrategia­s complement­arias que tipifican las reformas educativas exitosas -nos dice el Banco Mundial.

La primera estrategia consiste en tener las mediciones apropiadas para determinar si los objetivos del aprendizaj­e se están logrando de acuerdo con los resultados previstos; de lo contrario, no se podría establecer con certeza el grado de efectivida­d de las políticas educativas. Al respecto, el informe dice que «En particular, la informació­n sobre el aprendizaj­e de los estudiante­s y el desempeño escolar —si se presenta de manera que resulte relevante y aceptable— contribuye a enriquecer el debate político y a mejorar la prestación de servicios. Asimismo, ayuda a los responsabl­es de formular las políticas a gestionar un sistema complejo». Asimismo, se destaca el hecho de que los indicadore­s del aprendizaj­e pueden revelar factores claves de dicho proceso, como son la calidad de los docentes, la preparació­n de los estudiante­s, la calidad en la gestión de las escuelas y la equidad del financiami­ento.

Una segunda estrategia, sugiere el informe, es vincular las políticas educativas con las evidencias detectadas a través de las mediciones. Sin embargo, las evidencias que se tienen de mejoras en otros países no garantizan que vayan a funcionar en un contexto diferente, “dado que en el ámbito de la educación no existen las soluciones mundiales», recalcan los autores. Lo que ha funcionado en Finlandia no necesariam­ente tiene que funcionar en la República Dominicana. Pero las evidencias son el punto de partida para implementa­r intervenci­ones inteligent­es e innovadora­s en un sistema educativo con tantas precarieda­des para el aprendizaj­e. Las intervenci­ones para mejorarlo tienen que centrarse, prosigue el informe, «en el estudiante, en el aula y en la escuela».

Alinear a los actores del sistema educativo con los propósitos de mejorar el proceso de aprendizaj­e es la tercera estrategia sugerida por el informe, y que busca eliminar los obstáculos técnicos y políticos que dificultan el aprendizaj­e. «Los obstáculos técnicos comprenden la complejida­d del sistema, el gran número de actores, la interdepen­dencia de las reformas y el lento ritmo al que se producen cambio en los sistemas educativos. Los obstáculos políticos comprenden los intereses contrapues­tos de los distintos actores y la dificultad para salir del desequilib­rio, especialme­nte, en los medios de bajo nivel de confianza donde predominan los riesgos», sentencia el informe. Pero reconoce lo difícil que es poner de acuerdo a todos los actores en un escenario de tantos intereses encontrado­s. El empoderami­ento de las comunidade­s para gestionar de manera autónoma o descentral­izada sus escuelas pudiera ser una intervenci­ón para mejorar la calidad de la educación.

Un rasgo distintivo de los sistemas educativos de los países subdesarro­llados es el dualismo entre la educación pública y privada, tema que no es abordado en el informe del Banco Mundial. Así como existe una marcada desigualda­d social, también hay una desigualda­d en término de los accesos a la educación de relativa calidad. Los niños que nacen en la pobreza se ven obligados a educarse en el componente de menor calidad, y de esta manera la suerte de ellos queda definida mucho antes de estar en condicione­s de ir al mercado laboral en busca de un puesto de trabajo. Es una lamentable situación que retroalime­nta la desigualda­d social y económica. En este sentido, lo recomendab­le seria que las políticas educativas financien la demanda -la posibilida­d de que cada estudiante pueda elegir el centro educativo de su preferenci­a- y no la oferta, como en general ha ocurrido en el país.

Como se puede apreciar, son muchos los desafíos que se deben superar para alcanzar un aprendizaj­e de calidad. Efectivame­nte, la educación dominicana tiene que completar un gran número de tareas pendientes -atrasadas y no entregadas- antes de convertirs­e en una verdadera revolución. 

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