Diario Libre (Republica Dominicana)

Un Ojo de Águilas en apuros

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Gayo, nacido hace 55 años en Miami, tiene una licenciatu­ra en economía en la universida­d St. Mary’s, donde jugó béisbol y fue fichado por los Rojos de Cincinnati en 1987, pero dos cirugías en una rodilla limitaron a un año su carrera como receptor.

Fue scout de los Piratas y Rangers entre 1989 y 1999, cuando fichó por los Indios y ganó fama de “Ojo de Águila” al reclutar por bonos bajos para Cleveland en el país a jugadores como Fausto Carmona (quien luego resultó ser Roberto Hernández) y a Jhonny Peralta por US$10 mil a cada uno, a Willy Taveras, Rafael Pérez y Héctor Luna por US$25 mil.

Esa estadía en Ohio con esos resultados a pesar de llegar sin conocer el mercado caribeño disparó sus bonos en la industria y comenzaron a llegarles ofertas de diferentes organizaci­ones. En 2003 los Piratas lo contrataro­n para encargarse de las operacione­s en América Latina y en 2008 el equipo abrió una moderna academia en El Toro, Guerra, de 96 hectáreas con una inversión de US$5 millones. De esta última relación salieron jugadores como Starling Marte (fichado por US$85 mil), Gregory Polanco (US$150 mil) y Alen Hanson (US$90 mil).

Pero el fichaje del mexicano Luis Heredia por US$2.6 millones activó las alarmas.

Su cabeza corrió peligro en 2012 cuando se hizo público el documental El Pelotero, donde se mostraban imágenes de Gayo presionand­o a los familiares de Miguel Ángel Sanó y al mismo jugador de que confesara en 2009 que era mayor de la edad que decía (16 años) para fichar con los Piratas por un bono menor al que ofrecía Minnesota (US$3,1 millones).

“Lamentable­mente este es el país de la mentira y aunque ustedes estén diciendo la verdad ustedes tienen que pagar por eso”, dijo Gayo en una grabación tomado con cámaras secretas colocada por los familiares de Sanó en una visita a su hogar en San Pedro de Macorís, adonde frecuentab­a a presionarl­os. “(Sanó) iba a ser suspendido por un año. Yo lo conseguí que no. Le conseguí una amnistía, tengo influencia. No es un problema. Lo único que tenía que hacer Miguel es cooperar. Le voy a buscar la visa para los Estados Unidos, es que ustedes no tienen un problema, porque me tienen a mí”.

La fluidez que tiene para comunicars­e en español e inglés le ha abierto muchas puertas para trascender en la industria.

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