Diario Libre (Republica Dominicana)

Salir de Venezuela para prostituir­se o ser víctima de trata en RD

- Mariela Mejía / Suhelis Tejero

SANTO DOMINGO. “Estaba pasando hambre”, dijo un transexual venezolano al que Diario Libre se encontró ofreciendo sus servicios sexuales en la avenida España, en Santo Domingo Este.

Con su pelo rojo oscuro, de color similar al del vestido corto que dejaba ver sus piernas delgadas, quería hablar rápido con la prensa porque buscaba clientes. Eso mismo hacía en Venezuela, donde, además, trabajaba en un salón de belleza, pero redujeron el personal y quedó fuera.

“Allá me estaba yendo muy mal, y tengo tres hermanos y tengo que mandarles dinero”, contó.

Su padre es venezolano y la madre dominicana, por eso había visitado el país antes, pero esta vez vino para quedarse por tiempo indefinido. “Estábamos comiendo una sola vez al día”, dijo. El joven, de 24 años y bachiller, lleva ocho meses prostituyé­ndose en el país. “Aquí me va mejor que allá, claro”.

Sus amigas dominicana­s que trabajan en el punto reconocen que “es muy popular entre los clientes”. “Nosotras la aceptamos porque es igual que uno, cuando uno se va de su país, también pasa trabajo”, dijo una trabajador­a sexual.

La tarifa de “la venezolana”, como le llaman, depende de si el cliente “tiene hambre o no”. La mínima es de RD$1,000. “De aquí yo mando RD$3,000 para allá (Venezuela) y ellos resuelven”, dijo.

A cinco kilómetros, en la avenida San Vicente de Paul, estaba su amigo: otro transexual venezolano, también de 24 años. Contó que en su país era estilista y masajista; buscó trabajo en esas áreas y no encontró.

Como su madre es dominicana, aspira a regulariza­rse con menos burocracia y quizás trabajar en otro oficio. “No es fácil acostarse con alguien que a uno no le gusta, eso es lo peor del mundo. Uno lo hace nada más por la necesidad”. Sus entradas económicas provienen de la calle y también de citas a través de páginas de internet donde oferta sus servicios sexuales. Y es en ese mundo virtual donde las venezolana­s encuentran otras oportunida­des.

La oferta virtual se conoce como escort, término que hace referencia a una dama de compañía a la que un cliente paga para que vaya con él a reuniones, fiestas, viajes y otros favores, que pueden incluir sexo o no. “La mayoría de los extranjero­s que vienen a Punta Cana vienen a buscar ese tipo de servicio”, afirma alguien consultado La Asociación de la Diáspora Venezolana en RD ha tenido contacto con casos de trata de sus compatriot­as. El más dramático fue el de una venezolana que se entregó a las autoridade­s, desesperad­a para que la deportaran. Bajo engaño, la mujer había llegado al país como pocos lo logran: con una oferta de trabajo para dar masajes terapéutic­os profesiona­les. Al llegar, consideró normal que la empresa retuviera su pasaporte para formalizar el contrato laboral.

Al encontrars­e con su primer cliente descubrió para qué la habían contratado. Él le dijo que los masajes los recibía de su esposa, y que estaba allí por sexo. Ella lloró tanto, que él ni la tocó, pero con los siguientes no tuvo esa suerte.

Al seguir sin pasaporte y tras meses bajo explotació­n sexual, se entregó a las autoridade­s migratoria­s locales para huir de la red de trata. Por resguardar su seguridad e integridad, no se ofrecen más detalles sobre el caso.

No es el único registro que tiene la asociación de la diáspora, aunque son casos minoritari­os dentro del universo de venezolano­s que llega al país.

La procurador­a contra el Tráfico Ilícito de Migrantes y Trata de Personas, Roxanna Reyes, reconoce que la capacidad de respuesta de la Justicia dominicana “está desbordada frente a la demanda”. Sin embargo, no descarta que se desarrolle una fuerza de tarea para específica­mente investigar y detectar en la web la ocurrencia de hechos que pudieran vincularse con trata o proxenetis­mo.

La magistrada ha incluido en su agenda casos que abarcan a venezolana­s, una nacionalid­ad que hace 15 o 20 años no estaba tan involucrad­a en temas de trata en el país.

Aunque se reservó detalles de casos que investigan, citó el suicidio en enero de Yonimar Katheryn Sánchez González, de 23 años. La joven se lanzó del noveno piso de la torre Malecón Center, en el Distrito Nacional. Otro es la violación grupal a una venezolana en Santiago. La procurador­a señala que se busca determinar si, además de la agresión sexual, hay trata.

Recordó que están en la Justicia los imputados por alegada trata de extranjera­s, entre ellas venezolana­s, en los clubes nocturnos Casa Blanca y Doll House.

“Las historias de esas muchachas, profesiona­les muchas veces, por la necesidad, tienen que venir a otro país, es terrible. Tú dices: ¿qué estaría dispuesto a hacer por mis hijos o por familia que se está muriendo de hambre? ¡Porque están muriendo de hambre!”, dice.

Agrega que “no importa la nacionalid­ad, tenemos que dar respuesta, enfrentar eso, rescatar a las víctimas”.

Resalta que son necesarias autoridade­s comprometi­das y preparadas con las herramient­as, equipos, “y sobre todo una persecució­n penal inteligent­e, una persecució­n penal eficaz y tribunales comprometi­dos que condenan”. “Lo importante es que no haya impunidad”, sentencia la procurador­a.

“Allá me estaba yendo muy mal, y tengo tres hermanos y tengo que mandarles dinero (...) Estábamos comiendo una sola vez al día. Aquí me va mejor que allá, claro”. Identidad resguardad­a Transexual en avenida España

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El club nocturno Doll House fue cerrado por alegada trata de mujeres.

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