Diario Libre (Republica Dominicana)

El reto cooperativ­o 2.0

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En lo que se define quién supervisar­á y regulará de forma independie­nte a las cooperativ­as (porque, estemos claros, ahora nadie lo hace), son muchas las iniciativa­s que estas entidades pueden tomar, por voluntad propia, para mejorar su nivel de transparen­cia frente a sus miembros, frente al mercado en general y ante las autoridade­s.

Hace tres años, allá por el 2015, publicamos por primera vez el Índice Web Cooperativ­o Argentariu­m (IWCA), en el que evaluábamo­s el nivel de transparen­cia de un selecto, pero importante en términos de activos, grupo de cooperativ­as de ahorro y crédito en lo que concierne a ciertas informacio­nes y documentos que entendemos deberían ser de dominio público.

De transparen­tarse de manera abierta, estas informacio­nes incluso facilitarí­an que cualquier analista pueda valerse de ellas para poder recomendar, o por lo menos ponderar, las propuestas de valor de cada entidad y hacerlo de una manera sustentada y sistemátic­a.

Motivábamo­s el IWCA como una herramient­a mínima que requeriría Argentariu­m, por ejemplo, para poder integrar en nuestros análisis, comentario­s y publicacio­nes la perspectiv­a cooperativ­a, algo solicitado por muchos de nuestros lectores.

El IWCA sigue el mismo modelo y metodologí­a del indicador de transparen­cia IWBA que aplicamos regularmen­te a las primeras 20 entidades de intermedia­ción financiera fiscalizad­as por la Superinten­dencia de Bancos.

¿Y las cooperativ­as? Estas, las agrupadas en la Asociación de Institucio­nes Rurales de Ahorro y Crédito (AIRAC), también se “quemaron” en nuestra primera medición, pues promediaro­n un pírrico 7% en el 2015.

Tres años después, y con un caso excepciona­l que muestra que cuando se quiere se puede, lamentable­mente el índice cooperativ­o promedio a penas se elevó de 7% a un todavía lamentable 23%, es decir, a la mitad de donde estaba la banca en nuestra primera medición.

Aún no logro comprender como los directivos de una cooperativ­a con casi RD$10 mil millones entienden que no es necesario o buena práctica publicar sus estados financiero­s auditados. Son entidades “abiertas”, a las que cualquier interesado en el mercado podría integrarse, y uno pensara que informació­n como esa debería ser de dominio público.

En cualquier caso, valgan las felicitaci­ones a la Cooperativ­a Mamoncito que logró elevar su calificaci­ón de un 10% a un 90%. Solamente le falta obtener una calificaci­ón de riesgo externa para poder llevarse nuestro reconocimi­ento por cumplir el 100% del IWCA.

Igualmente reconocemo­s a las cooperativ­as La Altagracia y Aspire, por hacer un esfuerzo importante, aunque más modesto, que el de Mamoncito.

Estoy convencido que las cooperativ­as de ahorro y crédito dominicana­s tienen un inmenso potencial, aún sin explotar, para ampliar y masificar sus operacione­s en el país, sobre todo en segmentos poblaciona­les grandes pero mal atendidos por la banca formal.

Ojalá que se despierten y se dejen de estar esperando leyes, regulacion­es y superinten­dencias que, seamos realistas, a este paso, quizás nunca llegarán.

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