Seguimos adelante...

Las dificultades que tienen los partidos para organizar sus elecciones internas deberían servirnos para decidir nuestro voto. Si los partidos con opciones de gobernar no pueden respetar sus propias reglas, si cada proceso interno es un glosario de zancadillas... ¿por qué pensar que cuando lleguen al poder van a ser legalistas?

Como sociedad, vivimos, trabajamos y seguimos adelante a pesar de los partidos políticos, no gracias a ellos. Fingimos creer que sus elecciones internas, las de los gremios profesionales, las de la UASD... significan que vivimos en una sociedad con estructuras democráticas. Y actuamos como si lo fueran para poder seguir adelante.

Y seguimos adelante. Y aplaudimos que España y República Dominicana firmen un acuerdo de colaboración a nivel diplomático, cuando sabemos que el Ministerio de Exteriores es el pedazo que le tocó al PRD en el reparto y que muchas embajadas son el pago por servicios prestados al poder (compromisos, les llaman) y que profesionales de la carrera diplomática son ignorados. Pero firmamos todo lo que haga falta y organizamos todas las cumbres que toquen.

Y seguimos adelante, sin prestar ya mucha atención a los discursos sobre seguridad, educación, salud, pobreza, competitividad, competencia, género... elija usted el tema. La ley de partidos, el pacto eléctrico, el fiscal, el déficit, la deuda...

En algún momento la conversación entró en un bucle y el ciudadano perdió la convicción de que podía influir con su voto. Y el Estado siguió creciendo y robando espacio a la iniciativa privada en todos los sectores mientras nos explica pacientemente que seguimos adelante. ¿Y Odebrecht? Eso: todo bien. Seguimos adelante... Iaizpun@diariolibre.com