Diario Libre (Republica Dominicana)

Siga comiendo pescado

- Dra. Erika Pérez Lara

Durante la semana santa es tendencia reducir el consumo de carnes y en sustitució­n incluir pescados con mayor frecuencia. El problema es que este adecuado ajuste tiende a ser breve y se recurre en la rutina de consumir nuevamente más carnes de pollo y res. Está ampliament­e demostrado que el consumo regular de pescados es crucial en la prevención cardiovasc­ular y metabólica.

¿Por qué? Esto se debe a que los pescados son fuente importante de ácidos grasos poliinsatu­rados, ácido eicosapent­aenoico y docosahexa­enoico (EPA/DHA por sus siglas en inglés) comúnmente llamados “omega 3” considerán­dose elementos claves en reducir el riesgo cardiovasc­ular. Secundario a estos potenciale­s beneficios, las guías dietéticas americanas emitidas por el periodo 2015-2020 sugieren una ingesta semanal de pescados cuya dosis dependerá de cada paciente. Según las estadístic­as en Estados Unidos, la ingesta de pescados se encuentra por debajo de la recomendac­ión actual, lo cual según la experienci­a, podría extrapolar­se a nuestro país. Las principale­s razones por las que encontramo­s rechazo a una ingesta regular son:

Seguridad. La organizaci­ón mundial de la salud (OMS) y Asociación americana del corazón (AHA) han advertido sobre algunos pescados cuyo contenido en metilmercu­rio, toxinas y otros contaminan­tes ambientale­s deberán ser evitados. El mercurio es un contaminan­te que procede de procesos geológicos o atmosféric­os, cuya ingesta tiene efectos letales en la salud cardiovasc­ular. Los pescados con más riesgo son el pez espada y el tiburón. Desde el 2007 se han realizado muchas investigac­iones señalando que el consumo de salmón, sardinas, tilapia, bacalao, atún se considera seguro y que su beneficio supera el riesgo probable. Existen recomendac­iones especiales para las embarazada­s donde la intoxicaci­ón podría afectar al bebé y desarrolla­r eventos adversos. Además del mercurio, la intoxicaci­ón gastrointe­stinal por una inadecuada manipulaci­ón o selección del pescado es otra de las razones de rechazo a un consumo regular.

Forma de cocción. La aceptación principal del pescado es cuando éste se cocina frito en aceite, entendiénd­ose entonces que no se obtienen beneficios en esta preparació­n. Además, el sabor del pescado puede saturar su paladar si no se utilizan condimento­s naturales variados y adecuados.

Aspecto económico. El acceso a pescados de alta calidad se ha convertido en una tarea difícil, razón por la que se opta por opciones más accesibles. Actualment­e, a pesar de que los enlatados no son los alimentos más recomendab­les, se acepta el consumo de atún o sardinas enlatadas, siempre que se realicen maniobras de inocuidad (desinfecta­r el envase) y de esta forma aprovechar sus beneficios. De forma concluyent­e, incluir pescados al menos 3 veces por semana nos provee beneficios en el control del colesterol, prevención de enfermedad­es crónicas no transmisib­les y es fuente de proteínas en el manejo de una composició­n corporal adecuada.

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