Diario Libre (Republica Dominicana)
Labor incompleta
La transformación está inconclusa, pero el reloj siguió avanzando. A los 86 años de edad, y luego de diez años como dirigente máximo, llegó el momento de que Raúl Castro traspasara el poder a otros líderes
Suele haber razones para considerar incompleta la labor de un dirigente empresarial o de un gobernante. Aún en aquellos casos raros en que todos los objetivos originales hayan sido alcanzados, habrán surgido en el camino nuevos desafíos y metas adicionales. En esas circunstancias es usual ponderar la conveniencia de que los procesos en marcha no sean interrumpidos por una alteración en el liderazgo establecido. Sólo si la continuidad es afectada por causas como la avanzada edad del dirigente, la venta de la empresa o disposiciones de orden jurídico, es posible que se admita el reemplazo y se hable del trabajo realizado como una misión cumplida.
Un ejemplo de ello lo tenemos en la vecina Cuba. Raúl Castro, por los problemas de salud de Fidel, llegó a la cima del poder y propuso una serie de reformas para hacer la economía más eficiente, liberal, flexible y próspera. Introdujo una cierta dosis de mercado en los criterios gerenciales de las empresas estatales. Abrió áreas de la eco- nomía a la iniciativa individual. Despejó trabas a la inversión extranjera en algunos sectores. Facilitó los viajes desde y hacia el exterior. Permitió la propiedad privada en varias categorías de bienes. Allanó restricciones a la posesión y uso de computadoras y teléfonos móviles. Amplió el acceso a internet. Y reinsertó al país en los mecanismos internacionales de la región.
La transformación está inconclusa, pero el reloj siguió avanzando. A los 86 años de edad, y luego de diez años como dirigente máximo, llegó el momento de que Raúl Castro traspasara el poder a otros líderes, dejando muchos objetivos pendientes. La economía aún no se ha recuperado de la pérdida de los subsidios que recibía de la extinta Unión Soviética. Dos terceras partes de los cubanos están empleados en el sector público. El progreso traído por la apertura se concentra en las ciudades. Y no hay seguridad de que los nuevos líderes proseguirán con las reformas.