Diario Libre (Republica Dominicana)
De canibalismos y otras historias
Capital DBG establece una alianza con Studio Folch
Todo cambia. En 1982 el chileno Julio Numhauser escribió esta canción que Mercedes Sosa inmortalizó. Que “todo se transforma” lo rescató Lavoisier en el 1785. Y en el 2018, como si se aferraran a ese principio de conservación de la energía, y al himno de revolución, Capital DBG, agencia consultora de publicidad y mercadeo liderada por Mario Dávalos, en una alianza con Studio Folch, una agencia que diseña estrategias de marcas, deciden ir contracorriente. — Con base en qué viene esa transformación? Mario Dávalos: Capital nace como una agencia de comunicación. En los últimos doce años hemos construido una relación y una posición muy exitosa en el mercado. A medida que ha ido cambiando la comunicación y como la gente la recibe y digiere, nos vimos en la necesidad de hacer una transformación completa de la empresa. Una transformación no quiere decir hacer lo hacemos mejor, sino hacerlo completamente diferente. Y en ese proceso comenzamos a buscar una empresa que nos ayudara a acelerar esa transformación y ahí encontramos a Folch. Albert Folch: Pienso que si nos escoge a nosotros es por el carácter o la genuidad que hemos ido trabajando este tiempo. Folch no es un formato habitual de agencia en Barcelona ni de estudio de diseño, aunque venimos del terreno del diseño. Muy a principio me asocio con Rafa, mi mejor amigo desde jovencitos, que viene de haber estudiado periodismo. Y eso nos da una realidad y una situación muy peculiar. Cada uno empuja en su di- rección pero hace que converjamos en un territorio de la comunicación mucho más narrativo, más cercano al “Brand journalism” al periodismo de marca, más que al diseño y a la formalización, que también le damos mucha importancia, porque venimos de un sector de un histórico muy de diseño gráfico. —¿Cómo ustedes identifican que esta transición a la que se embarcan es en realidad la que tienen que hacer? Rafael Martínez: Si algo he aprendido es a no tener seguridad en nada, a cuestionarme las cosas cada día. La base del planteamiento viene dado porque hay mucha gente que no se cuestiona suficientemente las cosas. Lo que sí nos dábamos cuenta es que hay un lenguaje, que es el publicitario, que por una cuestión de mercado, de realidad, de las redes sociales, de cómo se prescriben los productos, los servicios… nos lleva a que el paradigma que se conoce actualmente como único medio de comunicación social, que es la publicidad y todo lo relacionado, pues ya, no digamos que no es útil o no funciona, pero no es el único vehículo o no funciona con la misma solvencia. Aquí es cuando nos damos cuenta que muchas marcas necesitan generar una narrativa o voz propia. Aquí es cuando Mario se da cuenta de esta realidad, y lo que busca es alguien que esté trabajando en este territorio y legitime una visión que el tiene.