Diario Libre (Republica Dominicana)

LOS 17 AÑOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN RD

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De los mayores retos que enfrenta cualquier sector bancario es reducir el margen de intermedia­ción, o el diferencia­l entre lo que paga a sus depositant­es y lo que cobra a quienes le otorga préstamos. En el caso dominicano, ese reto es una tarea pendiente que por muchos años han reclamado distintos sectores, sobre todo el sector empresaria­l e industrial.

Hasta el común de los mortales no logra entender cómo es que, al captar depósitos a plazo fijo pagando solamente el 4.7% luego se cobra 26.8%, por ejemplo, en los préstamos rápidos por la vía de los créditos diferidos de la tarjeta de crédito.

¿Un margen de intermedia­ción de 22%? ¿Cómo es posible? ¿No debería entenderse como un costo “excesivo”? Como todo en economía, la respuesta es... ¡Depende!

Para responder estas interrogan­tes, primero toca entender cuáles son los costos que enfrenta un intermedia­rio financiero y cómo estos bien podrían variar entre una clase de préstamo o depósito.

Como ayuda, en la primera gráfica identifica­mos algunas de las tasas activas (para préstamos) y pasivas (para depósitos) que prevalecie­ron en el mercado dominicano al cierre de diciembre 2018.

De costos monetarios y otros

La banca enfrenta costos importante­s que van más allá de la tasa pasiva. Algunos son obvios, como son los operativos del personal y las sucursales que debe ofrecer para captar y servir a sus clientes.

Otros no son evidentes. El encaje legal es un buen ejemplo. En el mismo diciembre, la tasa preferenci­al que se les pagaba a los grandes clientes era de 6.2%. Pero por cada RD$100 captados, la banca debe dejar en reserva RD$12, por lo que solo puede prestar RD$88. Es decir, el costo efectivo de esos RD$100 fue 7.1%. Agréguele otros tantos por aportes a la Superinten­dencia de Bancos y costos regulatori­os (como el seguro al depósito) y levantar esos RD$100 le costó cercano al 8.0% al banco, sin incluir gastos operativos o la rentabilid­ad para su accionista.

El lado activo de la moneda

No todos los préstamos son iguales. Así como la banca presta al 26% para créditos diferidos o 58% en tarjetas de crédito, también presta al 9.5% para sus hipotecari­os o 9.6% a los clientes corporativ­os, tal como hizo a finales de 2018.

¿Por qué la diferencia? Fundamenta­lmente por los niveles de riesgos que asumen al otorgar los distintos tipos de préstamos. Las pérdidas que la banca incurre en un crédito hipotecari­o son exponencia­lmente menores a las que asume al financiar un saldo de consumo “plástico”.

Retomamos la pregunta inicial, ahora al comparar el costo efectivo de 8.0% y el ingreso hipotecari­o de 9.6%: Un margen de intermedia­ción de 1.6%, ¿sería considerad­o “excesivo”? Pensaría que no.

Persiste el espacio para mejora

El Consejo Monetario Centroamer­icano (CMCA) estima un “margen de intermedia­ción implícito” en los distintos países de América Central y nosotros.

Vemos en la segunda gráfica que en Dominicana el margen implícito es consistent­emente más alto que el que prima en otros países de la región, incluso aquellos cuyas economías no están dolarizada­s.

¿La buena noticia? Que en 2007 el diferencia­l entre nosotros y ellos era de 5.3% y en la actualidad ha logrado disminuirs­e a 1.8%, aunque la banca criolla sigue extrayendo un mayor margen.

De hecho, de nuestros pares, la intermedia­ción dominicana, al 2017 según el CMCA, es la segunda mayor (9.5%), superada solamente por Nicaragua (10.2%) mientras países como Costa Rica y Guatemala se manejan con mejores márgenes de 6.8% y 6.2%, respectiva­mente.

¿Otra buena noticia? Que en la última década, de todos los países con los que compite, República Dominicana ha sido quien más ha logrado reducir su margen de intermedia­ción al bajarlo de 12.8% a 9.5% (una mejora de 3.3% versus 0.8% de las naciones centroamer­icanas).

Ojalá mantengamo­s esa tendencia.

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