Medios y post verdad

Habla Díaz Canel, el presidente cubano sucesor de la dinastía Castro, sobre los medios de comunicación y critica “la creciente monopolización de los medios y el intento de imponer a través de ellos el pensamiento único, el consumismo, la manipulación de la voluntad de las personas y valores, muy alejados de las realidades y aspiraciones regionales.”

El foro es el 37 periodo de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y se asume que los asistentes estarían atónitos al escuchar tanta impostura. Criticar la monopolización de medios desde la cúpula del Partido Comunista de Cuba, ¡denunciar el pensamiento único! Es un momento clave para la reflexión sobre la post verdad. O sobre la capacidad desarrollada en Occidente para tolerar la dictadura castrista como si Cuba deba quedarse como un parque temático sobre los años 60, simpático y evocador.

El adoctrinamiento a través de los medios de comunicación no se da sólo en dictaduras oxidadas como la cubana. También en democracias ocurre. En Cataluña, (comunidad autonómica de España) la televisión regional no respeta ni las reglas de la democracia ni las del periodismo básico. Su programación es un panfleto independentista capaz de defender sin disimulo un golpe de estado y atacar a los ciudadanos constitucionalistas. Sin límites profesionales o democráticos.

Cambiar el lenguaje para cambiar la realidad. Con la misma desfachatez que Díaz Canel defiende la equidad en el acceso a las tecnologías, se puede en democracia distorsionar las palabras. Antes se le llamaba mentir, ahora post verdad. Un estudio reciente mostraba que los jóvenes tienen dificultad para distinguir las noticias de la publicidad en el entorno digital. En eso, los más sectarios, cubanos o catalanes, son unos maestros.