Próximo en cambiar

La pérdida del reconocimiento diplomático dominicano ha tenido un fuerte impacto en la política interna de Taiwán

La versión oficial dominicana es que se debió a una realidad incuestionable. Desde el punto de vista oficial taiwanés fue el resultado de un soborno. Pero los comentarios acerca del traslado de nuestra embajada desde Taipéi a Beijing no se detienen en esas declaraciones oficiales. La pérdida del reconocimiento diplomático dominicano ha tenido un fuerte impacto en la política interna de Taiwán, y se especula allá respecto de cuál será el próximo país en cambiar. Algunas opiniones apuntan a que será el Vaticano, dadas las negociaciones que ha estado llevando a cabo con China en torno al estatus de los obispos católicos. Otros no piensan igual y consideran que será Haití o Honduras. El ministro de Relaciones Exteriores taiwanés descarta que vaya a ser Haití, opinión que sustenta en la reciente visita del canciller de ese país y en la que se espera hará el presidente Jovenel Moïse. Representantes de la oposición opinan, sin embargo, que esas visitas pueden ser el preludio de lo que aquí a veces describimos como un “zarpazo”. Según ellos, el interés de los funcionarios haitianos es conseguir ayuda económica, por un monto que podría ser “astronómico”. Y lo peor es que esa suma podría ser la estafa final antes de cambiar de bando. También se señala a Honduras como candidato a ser el siguiente. En su favor pesa el hecho de que su comercio con China es ya varias veces superior al que tiene con Taiwán. Y hay inquietud además con Burkina Faso, país de África occidental que el año pasado fue felicitado por el gobierno taiwanés por haber rechazado “escandalosas propuestas” chinas para que variara su reconocimiento. La cifra ofrecida por China, según el canciller de ese país africano, fue de 50,000 millones de dólares o más aún. Ese monto parece exagerado, pero si fuera cierto, el paquete de 3,100 millones que Taiwán dijo que la República Dominicana va a recibir como pago sería una verdadera ganga para los chinos.