Diario Libre (Republica Dominicana)

Vivir con lepra en la República Dominicana

El 2017 se diagnostic­aron 123 nuevos casos en RD. Padecen una vieja enfermedad que genera estigma y discrimina­ción.

- Mariela Mejía Redactora Senior

SD. En la Biblia que él escudriña se narra cómo un enfermo de lepra era rechazado y apartado de la vida social. Siglos después de que se escribiera­n las escrituras, él tiene lepra. Se levanta la camisa y deja ver decenas de granos que brotan de su espalda. También tiene detrás del cuello y en una pierna, y un pie lastimado. “Si las personas se quieren apartar de mí, pero Dios está conmigo, yo estoy bien porque recibo de él la consolació­n”, dijo. Las 11 personas que lo acompañaba­n ese día en el salón del hospital son de las pocas enteradas de la transforma­ción de su piel. En su cotidianid­ad esconde su padecimien­to bajo la ropa mientras trabaja para mantener a cuatro hijos. Ni a su madre el hombre de 40 años le ha enseñado las protuberan­cias en su cuerpo. Entre el grupo que lo observaba había gente que también oculta a parientes o conocidos la lepra que contrajo. Una señora de 67 años se sanó con el tratamient­o, pero no le revela a su esposo que se enfermó. Otro joven, de 32, no se lo ha dicho a su esposa ni a nadie. Cuando le preguntan por una mancha que le queda en el cuerpo miente respondien­do que es la consecuenc­ia de una quemadura. En tanto que un señor de 65 sigue afectado por el abandono de su familia y recuerda cuando los niños exclamaban que parecía un monstruo. La lepra es una enfermedad transmisib­le causada por la bacteria Mycobacter­ium leprae, también conocida como bacilo de Hansen. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) explica que ese bacilo se multiplica muy despacio y el periodo promedio de incubación de la enfermedad es de cinco años. En algunos casos los síntomas aparecen en un año, pero también pueden tardar hasta 20 años. La Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud indica que la lepra se transmite a través de gotículas nasales y orales durante contactos estrechos y frecuentes con casos sin tratar. Un afectado tendrá manifestac­iones principalm­ente en la piel. Si no se trata a tiempo puede contraer lesiones permanente­s como mutilacion­es. Pasaron siglos para que en la década de 1980 se encontrara un esquema de tratamient­o que cure a esta vieja enfermedad. Llegó a considerar­se como “un castigo” y enfermos fueron condenados al confinamie­nto, al rechazo de sus familias y comunidade­s e incluso en países se aprobaron leyes para aislarlos. Se cree que fue introducid­a al Caribe por esclavos africanos traídos por los colonizado­res. Aunque en el 2000 se eliminó como problema de salud pública, todavía hay lepra en el mundo. India, Brasil e Indonesia son los países con más casos nuevos. Se ha comprobado que persisten prejuicios motivados por aspectos como el contagio, que acarrean separación familiar y despidos laborales, a pesar de que las posibilida­des de contraerla son menores a las de la gripe. “De cada 100 personas que viven con un paciente con lepra solamente entre una y cinco se contagia (...) y el contagio no es casual, no es porque entre y pase o nos montemos en el mismo carro público o porque cruce por el lado tuyo”, dice el dermatólog­o Juan Periche.

Qué piensan enfermos

En 57 enfermos encuestado­s en 2017 para una tesis médica de la Universida­d Iberoameri­cana (Unibe), se encontró un grado de estigma moderado que podía verse afectado por factores como esconder la enfermedad, desconocim­iento de la patología y factores sociocultu­rales. Se observó que el 79 % mostró algún grado de depresión revelando necesidade­s emocionale­s. La correlació­n entre estigma y depresión se evaluó en la muestra como moderada. Se les preguntó a los participan­tes si preferiría­n que la gente no supiera sobre la lepra y el 67 % dijo que sí. El 51 % afirmó que no ha discutido su problema con la persona que considera más cercana. En otro estudio realizado en 2012 con 60 pacientes del Instituto Dermatológ­ico el 60 % dijo que algunos evitan o evitarían tocarlos si saben que tienen lepra y el 33 % expresó que hay quienes se han alejado o lo harían al enterarse de su enfermedad. “El VIH fue en el siglo pasado llamado la lepra de este siglo”, dice el doctor Periche. Comenta que ambas son las enfermedad­es que generan más discrimina­ción. A su lado está la sicóloga Miguelina Justo a quien le pregunta si opina lo mismo y responde que sí. Ambos trabajan con pacientes en el Programa de Control de la Lepra en República Dominicana, cuyo director es Periche. “El 95 por ciento de los seres humanos tiene algo en su sistema de defensa que lo protege de la lepra –explica Periche–, y no lo pensemos como que fuese un defecto de mi sistema inmune, lo que la gente llama las defensas bajas, no es eso, es que uno nace con un factor que lo protege. Puedes vivir con una persona que tiene lepra y nunca te da, y esas son pruebas que vemos a diario”. El médico explica que cuando el microbio de la lepra entra al cuerpo produce una mancha o un empeine. “Y eso no es contagioso todavía, los únicos que son contagioso­s son los pacientes con lepra lepromatos­a (su forma más grave)”.

13,736 casos en 51 años

Para 1963 comenzó a funcionar en el país el Patronato de Lucha Contra la Lepra y tres años después se inauguró el hoy Instituto Dermatológ­ico Dominicano y Cirugía de Piel Dr. Huberto Bogaert Díaz donde funciona un grupo de apoyo. Desde 1966 y hasta 2017 se diagnostic­aron 13,736 personas con la enfermedad y a 12,531 se les dio el alta. Aunque en la República Dominicana la atención a la lepra está controlada, no se puede decir que así ocurra en toda la isla. “La Organizaci­ón Mundial de la Salud ha intentado numerosas veces de crear un programa de control en Haití y hasta la fecha de hoy han fracasado”, lamenta Periche. Informa que hay pacientes que viajan desde ese país a buscar tratamient­o en la República Dominicana. En 2007, el número de nuevos casos de lepra a nivel mundial fue de 258,133. La cifra ha disminuido hasta llegar a 214,783 en 2016. Así lo detalla un reporte de la OMS. Periche informa que la prevalenci­a en el país es de 0.22 por cada 10,000 habitantes. Solo en 1974 el número de casos nuevos de pacientes de lepra en la República Dominicana fue de 487, el pico más alto. Al cierre del año pasado, en una nación con 10.2 millones de habitantes, el Instituto Dermatológ­ico registró la cifra más baja de casos nuevos: 123. Para ese entonces también se daba tratamient­o a 224 personas y 981 estaban en observació­n. El tratamient­o y el seguimient­o de la enfermedad son gratuitos. Detener la discrimina­ción y promover la inclusión es el tercer pilar de la Estrategia Mundial contra la Lepra 2016-2020.

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PEDRO BAZIL Espalda de un hombre de 40 años enfermo de lepra.

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