Diario Libre (Republica Dominicana)

Copa Mundial expone límites de las sanciones occidental­es a Rusia

Al presidente Vladimir Putin se le ha dado oportunida­d de demostrar que los intentos de aislar a su país han fracasado

- Max Seddon

Hace apenas tres meses, a Vladimir Putin se le trataba como un paria internacio­nal después de que el Reino Unido y sus aliados culparan a Moscú del envenenami­ento del ex agente de inteligenc­ia ruso Sergei Skripal y su hija en la ciudad de Salisbury.

El próximo mes, miles de millones de personas serán testigos cuando el presidente ruso le entregue el codiciado trofeo de la Copa Mundial a Lionel Messi, Cristiano Ronaldo u otra superestre­lla del fútbol.

Como anfitrione­s del torneo cuadrienal, el cual comenzó ayer, jueves, en el Estadio Luzhniki de Moscú, a Rusia y su presidente se les ha dado una oportunida­d de un mes para demostrar que los intentos occidental­es de aislar al país han fracasado y que puede desafiar las sanciones económicas.

Incluso el partido inaugural entre los anfitrione­s y Arabia Saudita representa una oportunida­d para el establecim­iento de conexiones internacio­nales. El Sr. Putin asistirá al partido con Mohámed bin Salmán, el poderoso príncipe de la corona saudita con quien forjó un pacto que ha elevado los precios del petróleo. El aumento de los precios del crudo fue crucial para que Rusia pudiera volver a la senda del crecimient­o económico el año pasado.

El Sr. Putin no es un fanático del fútbol; prefiere el hockey sobre hielo y el judo. Moscú tampoco considera al torneo como una gran fiesta de presentaci­ón en la escena mundial: ésa era la función de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, los cuales se celebraron en el balneario de Sochi en el Mar Negro. Pero el Kremlin sí cree que la celebració­n exitosa del torneo en medio de las generaliza­das críticas sobre su percibida malevolenc­ia en el exterior será un desafiante triunfo geopolític­o.

Cuando Rusia se ganó el derecho de ser el anfitrión del torneo en polémicas circunstan­cias en 2010, el Kremlin, entonces nominalmen­te dirigido por el presidente sustituto pro-occidental Dmitry Medvedev, estaba en el proceso de elevar su prestigio internacio­nal. Apenas un año antes, el entonces presidente estadounid­ense, Barack Obama, había intentado mejorar las relaciones con Rusia al “reiniciar” las relaciones con Moscú.

Sin embargo, la imagen de Rusia posteriorm­ente ha caído a causa de varios asuntos: la anexión de Crimea; las intervenci­ones en Siria en nombre del dictador Bashar al-assad; su indiferenc­ia ante las acusacione­s de participac­ión en el derribo del vuelo MH17; la supuesta interferen­cia en la elección del presidente Donald Trump; y el intento de asesinato de los Skripal.

El proceso mediante el cual se le otorgó a Rusia la oportunida­d de ser la sede de la Copa Mundial 2018 también fue parte de una cadena de eventos que expuso denuncias de corrupción en la FIFA, el órgano rector del fútbol. Esto condujo a una investigac­ión del FBI que el ministerio de asuntos exteriores de Moscú calificó de “uso extraterri­torial ilegal de la ley estadounid­ense”.

Varios poderosos personajes que ahora son blanco de sanciones estadounid­enses estuvieron muy involucrad­os en asegurar la Copa del Mundo y en la construcci­ón de la infraestru­ctura para realizar el torneo. Vitaly Mutko, durante mucho tiempo ministro de deportes de Rusia, tuvo que renunciar al comité organizado­r de la Copa Mundial, pero permanece en el gabinete de Putin.

Todas menos tres de las 11 ciudades anfitriona­s tienen vínculos con personajes que son blanco de sanciones. Gennady Timchenko, un empresario cercano al Sr. Putin, posee una compañía que fue contratist­a principal para estadios en Nizhni Nóvgorod y Volgogrado, mientras que Arkady Rotenberg, otro amigo del presidente ruso, posee parte del aeropuerto más grande de Moscú. Los oligarcas Oleg Deripaska y Viktor Vekselberg, quienes fueron colocados en la lista negra recienteme­nte por el Tesoro de EE.UU., son dueños de otros cinco aeropuerto­s.

El hecho de que EEUU y Ucrania, los dos principale­s adversario­s geopolític­os de Rusia, no lograron clasificar para el torneo, también podría provocar una sonrisa mordaz en Moscú. Los llamados a boicotear el torneo han sido ignorados.

El Sr. Putin se asegurará de que Rusia les muestre su mejor cara a los 1.5 millones de visitantes extranjero­s que viajarán al Mundial 2018. A los hinchas violentos del país se les ha advertido que se mantengan alejados. “Hemos abierto nuestro país y nuestros corazones al mundo”, dijo el presidente esta semana.

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AP El presidente ruso Vladimir Putin.

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