Diario Libre (Republica Dominicana)
El Dios que se pierde
El fenómeno psicológico-social que acontece en la realidad dominicana de hoy se adelanta vertiginosamente a las predicciones del sapiens del futuro.
En su obra “Homo Deus”, Yuval Noah Harari pronostica un hombre con inteligencia, pero sin consciencia. ¿Cuál otra respuesta podría responder a los insensatos actos del diario vivir en este país? Es fácil relacionar pues dichos actos de irrefrenable inhumanidad a la falta de consciencia. Pero esta realidad, en el caso dominicano, no puede atribuirse al indetenible y veloz desarrollo de la tecnología, ya que el progreso intelectual de la población criolla se va quedando rezagado en comparación con los cerebros de otras sociedades de mayor alcance civilizador. Este factor, en consecuencia, incide en la vacuidad de mentes que abren las puertas al ocio, al retraso intelectual y a todo lo que estas deficiencias acarrean.
Es decir, al caso de la consecución de riquezas, sin hacer el más mínimo esfuerzo en la preparación académica integral para el honrado manejo de dichos excesos de bienes materiales. Además y aún peor, a la eliminación inmisericorde de todo aquel que se interponga en el camino de sus execrables propósitos, sin excluir a las mujeres también arrastradas por el lastre del retraso intelectual y de las estrictas tradiciones patriarcales, que las obliga a soportar los más crueles maltratos físicos y psicológicos, a oídos sordos de las autoridades, llegando a la muerte impune de parte de unas parejas que las mantienen subyugadas.
Por lo demás, el africanismo de nuestros vecinos ancestrales de costumbres primarias deambula por doquier, subrepticiamente anidándose y compartiendo con nuestros pobres, todo lo cual va convirtiendo este ambiente en un caos total.
Es evidente pues, que el dominicano se apresura a seguir cayendo en la inconsciencia, en la falta de sentimientos, de compasión; o sea, va apartando el cerebro del corazón. Va alejándose del Ser Supremo que todo lo puede y cuya infinita bondad nos infunde las fuerzas que no encontramos en todos los bienes del mundo, para seguir viviendo, luchando y buscando razones lógicas a todo este absurdo mundial.
El referente ha sido el sujeto criollo, por excluir en esta entrega al resto del planeta que igualmente atraviesa por una era de migraciones incontenibles, de guerras intestinas en el Oriente Medio, del Yihadismo terrorista, de despiadadas separaciones de padres e hijos en la mayor potencia del mundo, en la tierra del “American Dream” que ha devenido con ésta y otras acciones recientes en el “American Nightmare”.
En fin, que resulta “incomprensible que la criatura más inteligente que ha pisado este planeta está destruyendo su propio hogar” según palabras de la primatóloga, conservacionista y Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas, Jane Goodall, refiriéndose al peligro más eminente del mundo actual: la indetenible degradación del medio ambiente, y nosotros añadimos, del sapiens como especie.