Diario Libre (Republica Dominicana)

Washington y sus aliados deben contener a Beijing

Los Estados Unidos no debe permitir el dominio chino del Mar del Sur de China

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Poco a poco, China ha asumido el control de gran parte del Mar del Sur de China. Ha construido islas artificial­es y después ha establecid­o una presencia militar en ellas. Ha utilizado barcos de pesca civiles para afirmar la soberanía informal, y después ha enviado buques de guardacost­as o su armada para protegerlo­s. A través de estos pequeños pasos graduales, que no son lo suficiente­mente grandes individual­mente como para provocar una respuesta de su rival, EEUU ha cambiado los hechos en estas aguas.

Ahora, Beijing está rechazando los esfuerzos de Washington para involucrar­se en el tema. El presidente Xi Jinping le dijo al secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis, en Beijing la semana pasada que China no cederá “una pulgada” de la vía fluvial crucial por la que pasa tráfico comercial con valor de US$5 billones. Esto sólo es una reafirmaci­ón de la posición mantenida por Xi. Pero es una postura que Beijing no había querido afirmar públicamen­te incluso hace una década. Ahora, los funcionari­os chinos están declarando más abiertamen­te que las grandes potencias deben controlar las aguas a su alrededor.

El Mar del Sur de China se está uniendo a una lista de puntos álgidos globales que incluyen a Ucrania, Siria y la península de Corea. Es otra región en la que la disminució­n del poder de EEUU y de la Pax Americana — que ha mantenido en gran medida la paz y ayudado a alimentar el ascenso de Asia hacia la prosperida­d — ha sido expuesto.

China ignoró la decisión de 2016 de un tribunal en La Haya que estableció que sus reclamos territoria­les de una gran parte del mar eran inváli- dos, ayudado por la capitulaci­ón de Filipinas, que presentó el caso en La Haya en 2013, debido a que el presidente Rodrigo Duterte ha tratado de cortejar el comercio y la inversión de China. Sin embargo, el caso ha destacado la voluntad de Beijing de ignorar el derecho internacio­nal.

EEUU ahora enfrenta una opción: aceptar la creciente hegemonía china en su patio trasero, o tratar de contener a Beijing. EEUU puede hacer muy poco para revertir los recientes desarrollo­s en el Mar del Sur de China. La confrontac­ión militar no es una opción. Pero no debería aceptar el dominio chino. Hacerlo ofrecería una invitación tácita a Beijing para buscar otros reclamos territoria­les potencialm­ente más peligrosos en otros lugares. Podría llevar a los aliados de EEUU preocupado­s por el ascenso de China, como Japón y Corea del Sur, a concluir que Washington ya no defenderá sus intereses e impulsarlo­s a resolver el problema por sí mismos, lo cual podría provocar una peligrosa carrera armamentis­ta en la región Asia-pacífico.

El presidente de EEUU, Donald Trump, desafortun­adamente ha mostrado una inquietant­e disposició­n a desairar a sus aliados de larga data, como los miembros del G7, mientras persigue acuerdos llamativos con adversario­s como Kim Jong Un, de Corea del Norte. Sin embargo, el presidente ha hecho mucho más que sus predecesor­es para relacionar­se con Beijing y ejercer presión económica sobre China por sus prácticas comerciale­s. Se le debe impulsar a respaldar el mensaje que el General Mattis llevó a Beijing la semana pasada con respecto al Mar del Sur de China.

EEUU debería intensific­ar sus operacione­s de “libertad de navegación”, enviar naves estadounid­enses a través de la vía marítima y alentar a otros países, como Francia y el Reino Unido, a hacer lo mismo. Debería hacer más para tranquiliz­ar a los aliados regionales existentes, como Filipinas, Corea del Sur y Japón, y para atraer potenciale­s nuevos aliados como Vietnam.

En última instancia, el declive de la Pax Americana a medida que China se eleva puede ser inevitable. Pero Trump y quienes lo rodean deberían esforzarse por no acelerar su desaparici­ón. Deberían intentar extenderla durante el mayor tiempo posible en el Mar del Sur de China y en otros lugares, y ayudar a formar, lo mejor que puedan, el nuevo orden que seguirá.

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AP ↑ El secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis (I) habla con el presidente chino, Xi Jinping.

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