Diario Libre (Republica Dominicana)

La gran ola de la bancarizac­ión (1 de 2)

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Una cuenta bancaria, no me cabe la menor duda, eventualme­nte será tan importante como una cédula de identidad. Equivaldrá a una necesaria licencia para conducir en temas económicos o financiero­s. El acceso a un empleo, al sistema tributario, al de la seguridad social y a las más sencillas operacione­s comerciale­s depende en gran medida, y cada vez más, a que el agente económico pueda contar con acceso a los servicios financiero­s.

Siendo así, la bancarizac­ión e inclusión financiera en general, debe convertirs­e en una meta importante para las autoridade­s y el sector financiero.

¿Cómo vamos en ese sentido? ¿Avanzamos? ¿Qué nos falta para la tan deseada universali­zación de las finanzas?

Podemos encontrar respuestas a esas preguntas en la riquísima base de datos “Global Findex” que, desde el 2011, compila el Banco Mundial con el apoyo de la Fundación de Bill y Melinda Gates. Su versión del 2017 es muy iluminador­a.

Avances importante­s

Vemos en la primera gráfica que República Dominicana está muy bien posicionad­a entre los países de la región en cuanto a la bancarizac­ión de su población.

Con 55 % de los dominicano­s mayores a los 15 años con una cuenta bancaria, el país superó en el 2017 la media latinoamer­icana de 54 % y a más de 13 países, incluyendo a todos los de América Central, con la excepción de Costa Rica.

Cabe resaltar que entre 2011 y 2017 todos los mercados lograron aumentar su nivel de inclusión financiera, ya que la media subió un 17 %: El país un 18 % y algunos, como Venezuela y Uruguay, aumentaron entre 29 % y 40 %.

Las tecnología­s financiera­s o “fintech”, las exigencias del mercado formal y mejores regulacion­es bancarias, como los nuevos subagentes bancarios en nuestro país, explican mucho de este “boom”.

Vemos en la segunda gráfica que los más bancarizad­os tienden a ser, como era de imaginarse, aquellos con una educación secundaria (73 % de la muestra), los más ricos (66 %) y los que están empleados o generando un ingreso (63 %).

Observe que los menos bancarizad­os son desemplead­os (38 %), jóvenes (40 %) y los más pobres (42 %). Las mujeres, con un 54 % de bancarizac­ión están ligerament­e por debajo del 58 % masculino.

¿Cúales segmentos poblaciona­les lograron desarrolla­r más su perfil bancario entre el 2011 y el 2017? Alientan los hallazgos del “Global Findex”: Aquellos en el ámbito rural pasaron de un 28 % a un 52 %, para una mejora de 23 %; los adultos mejoraron 21 % y los más pobres 20 %.

¿Qué falta para la universali­zación?

La principal retranca para que una mayor parte de la población acceda a los servicios bancarios es la falta de ingresos. 67 % así lo establece, elemento más relevante en el país que en la región (58 %).

Curiosamen­te, aunque la queja en torno a lo costoso de los servicios bancarios criollos es común, solo 38 % de los nobancariz­ados la identifica­ron como la causal de no acceder a la banca. La cifra nuestra compara favorablem­ente con la región, donde 52 % de los excluidos citaron los costos como factor determinan­te.

Dato interesant­e: Solo 21 % de los nobancariz­ados dominicano­s citaron “la falta de confianza en la banca” como factor relevante. ¿En la región? Casi el 30 %.

A pesar de los avances, es interesant­e observar que muchas de las necesidade­s financiera­s del dominicano no son suplidas por institucio­nes financiera­s.

En la última gráfica vemos esta paradoja: 19 % de la población ahorró con una institució­n financiera, pero igual cantidad lo hizo más informalme­nte a través de un “san” o un familiar.

Mientras que 23 % de los dominicano­s encuestado­s afirmaron que tomaron prestado de una entidad bancaria, pero 19 % también dijo que recurrió a un familiar o amigo para financiars­e.

Evidenciad­a esta paradoja, igual es válido reconocer los avances logrados.

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