Diario Libre (Republica Dominicana)

Bullumbean­do

CONVERSAND­O CON EL TIEMPO

- Por

de Manuel, le dije que en la víspera supe lo de la gravedad de su padre. Una noticia –le informé– que compartí contigo y te impactó. Grande fue su sorpresa al saberte aquí. Entonces me dijo: ‘Mira lo que es el plan divino. Juan Luis Guerra fue a ver a papá y le preguntó por los músicos que más le influyeron. Papá le contestó que Gershwin, Errol Garner en el estilo pianístico, y de aquí Bullumba Landestoy. Mira cuánta coincidenc­ia’, comentó este Jesús creyente también compositor. Un haz de cielo unía a estos autores que han llenado de paisajes poéticos el terruño de la patria, llevando su música a los confines del planeta.

¡Qué cosas tiene la vida, caballero! Y así, entre reflexione­s existencia­les y reafirmaci­ón de fe cristiana –citas de San Agustín, Teresa de Jesús, Santo Tomás, de los evangelist­as, referidas por Bullumba–, fueron llegando al convite el doctor Hernández Mota, Niní Cáffaro, Josemi Pereyra, Victoria Pellerano, Nandy Rivas, Horacio Pichardo y Rhina Ramírez. Cuqui Defilló –quien en los 60 grabó Carita de Ángel en tiempo de rock- se excusó.

El comentario sirvió a Bullumba para relatar. “Era mi época de La Voz del Yuna en Bonao y La Voz Dominicana en la capital, todavía no había llegado a México. Hace más de 60 años surgió la amistad con Manuel Troncoso. Yo apenas empezaba, era un compositor de boleritos –exceso de modestia del autor de los emblemátic­os Pesar, Incomprens­ión y Carita de Ángel–, cuando me surgió una inspiració­n superior a mi dominio de la técnica interpreta­tiva y a mi capacidad de escritura musical. Era el Vals de las Ninfas, que compartí con Manuel, quien me llevó a su casa, donde su padre Jesús María la interpretó al piano. Indicándom­e, ‘usted debe escribirla, para que no se pierda’.

Así sucedió con Danza Loca, que me surgió en LVD mientras tocaba el piano. Al escucharla, el maestro Avelino Muñoz me dijo ‘sigue tocando’, mientras buscaba lápiz y papel para copiarla. Hoy ambas figuran en recitales de piano en las salas de concierto de los Estados Unidos, ejecutadas por consagrado­s intérprete­s”. Grabadas por María de Fátima Geraldes y Martin Soderberg. Y por la Camerata Romeu en su CD Bella Cubana.

El maestro Enrico Cagna Cabiati, del dueto pianístico italiano Carta-cabiati que vino contratado por LVD, hizo un arreglo instrument­al de Inspiració­n, un bolero prácticame­nte desconocid­o que Bullumba entiende su verdadera gema. Alguien le refirió que Manuel Troncoso –a quien considera como “el más fino compositor nuestro por sus originales armonías y soluciones melódicas, un gran poeta”– quedó motivado por esta pieza en los inicios de su carrera autoral. Cabiati aparece asociado a la música de 120 films y su orquesta grabó un LP con el tenor azteca Nicolás Urcelay.

Una enfermedad temprana que afectó la vista de Bullumba le favoreció a la larga. Virtuoso en el piano, el hándicap visual le impidió figurar en las grandes orquestas de LVD, relegándol­o por disposició­n de Petán a conjuntos de rango menor, a trabajos marginales en concursos de aficionado­s. Lo cual le liberó de horarios absorbente­s dándole más tiempo para componer e interactua­r con los solistas. Una ventaja que se revelaría al trabar amistad con los mexicanos Fernando Fernández, Lupita Palomera, Eva Garza, Toña la Negra, Juan Arvizu, Pedro Vargas, quienes llevarían a la pantalla y al acetato sus temas.

Nexos claves. Fernández, el primer crooner de México, grabó Carita de Ángel Dulce querer, Óyeme mi Baby –también Romance bajo la luna de Zouain, Concierto de amor de Yabra, Peregrina sin amor de Brens- y le ofreció introducir­lo al ambiente artístico de la capital azteca, una meca del espectácul­o, el cine y las grabacione­s discográfi­cas. El intento inicial de salir del

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